Foto: Alejando Olivares

¡Somos sexys, somos calientes, somos libres! ¿En serio? ¿En qué momento las mujeres tomamos esa consigna de feminismo peuco y nos convencimos de estar disponibles al follón sin pedir nada a cambio?. Los hombres históricamente han estado dispuestos a pagar un costo por acceder a una mujer, con una cita, con palabras de amor, en el extremo con dinero; sin embargo, hoy somos nosotras las que no pedimos ni un mensaje de texto post coitum.

No pretendo caer en nostalgias reaccionarias, pero hay que reconocer que la situación actual de nuestra transacción sexual, es como haberle pedido al mismo empleador que nos tenía con contrato fijo, una boleta de honorarios.

Después de tanta lucha que hemos dado para salir de la opresión de la norma macho, nos tropezamos con algo curioso y sintomático: nos hemos transformado en una fantasía masculina, es decir, en un pedazo de culete gratis. Claro, las mujeres no le decimos así… sino que usamos eufemismos como mujer libre, multiorgásmicas, lovefree, autogestoras del orgasmo.