dimarts, 7 d’abril del 2009

Mis metas, Virginia Satir




Quiero amarte sin absorberte,
apreciarte sin juzgarte,
unirme a ti sin esclavizarte,
invitarte sin exigirte,
dejarte sin sentirme culpable,
criticarte sin herirte
y si puedes hacer lo mismo por mi,
entonces, nos habremos conocido verdaderamente
y podremos beneficiarnos mutuamente

dimecres, 1 d’abril del 2009

Gioconda Belli, De la costilla de Eva (1986)



REGLAS DEL JUEGO PARA HOMBRES QUE QUIERAN AMAR A MUJERES


I
El hombre que me ame
deberá saber descorrer las cortinas de la piel,
encontrar la profundidad de mis ojos
y conocer lo que anida en mí,
la golondrina transparente de la ternura.

II
El hombre que me ame
no querrá poseerme como una mercancía,
ni exhibirme como un trofeo de caza,
sabrá estar a mi lado
con el mismo amor
con que yo estaré al lado suyo.

III

El amor del hombre que me ame
será fuerte como los árboles de ceibo,
protector y seguro como ellos,
limpio como una mañana de diciembre.

IV
El hombre que me ame
no dudará de mi sonrisa
ni temerá la abundancia de mi pelo,
respetará la tristeza, el silencio
y con caricias tocará mi vientre como guitarra
para que brote música y alegría
desde el fondo de mi cuerpo

V
El hombre que me ame
podrá encontrar en mí
la hamaca donde descansar
el pesado fardo de sus preocupaciones,
la amiga con quien compartir sus íntimos secretos,
el lago donde flotar
sin miedo de que el ancla del compromiso
le impida volar cuando se le ocurra ser pájaro.

VI
El hombre que me ame
hará poesia con su vida,
construyendo cada día
con la mirada puesta en el futuro.

VII
Por sobre todas las cosas,
el hombre que me ame
deberá amar al pueblo
no como una abstracta palabra
sacada de la manga,
sino como algo real, concreto,
ante quien rendir homenaje con acciones
y dar la vida si es necesario.

VIII
El hombre que me ame
reconocerá mi rostro en la trinchera
rodilla en tierra me amará
mientras los dos disparamos juntos
contra el enemigo.

IX
El amor de mi hombre
no conocerá el miedo a la entrega,
ni temerá descubrirse ante la magia del enamoramiento
en una plaza llena de multitudes.
Podrá gritar -te quiero-
o hacer rótulos en lo alto de los edificios
proclamando su derecho a sentir
el más hermoso y humano de los sentimientos.

X
El amor de mi hombre
no le huirá a las cocinas,
ni a los pañales del hijo,
será como un viento fresco
llevándose entre nubes de sueño y de pasado,
las debilidades que, por siglos, nos mantuvieron separados
como seres de distinta estatura.

XI
El amor de mi hombre
no querrá rotularme y etiquetarme,
me dará aire, espacio,
alimento para crecer y ser mejor,
como una Revolución
que hace de cada día
el comienzo de una nueva victoria.

Consuelo Martín, La libertad y el amor




TODO objeto de amor es en verdad una inerpretación de nuestro pensamiento. Si me dirijo a las personas como objetos de mi amor, las está creando mi mente. ¿y cómo lo hace? Lo hace a través de mis NECESIDADES. De lo que admiro, porque lo necesito, de lo que tengo y quiero continuar, de lo que me falta para completarme, de lo que temo y busco protección. Se trata de objetos de conquista, de poder, de consuelo, de protección, según los momentos. Siempre proyectaré el objeto que pienso me falta

Sin embargo, EL AMOR NO TIENE OBJETO. La libertad es ESENCIAL siempre. Si por error en el amor, atentamos contra la libertad de la otra y la nuestra, terminamos en el desamor. Cuando coarto la libertad de la otra impido también la propia. Si no dejo que otra sea libre, yo misma no lo soy, porque he de estar pendiente de qué hace, qué piensa, dónde mira, quién le puede separar de mí.

Por este motivo la libertad de la que ama y la del objeto amado, se pierden a la vez. Y si las dos, como suele suceder, están en el mismo caso, mutuamente deterioran su libertad.

Porque el amor, en efecto, está MAS ALLA DEL TIEMPO. Es nuestra manera de ver las cosas lo que acaba con aquel sentimiento de unicidad, LO UNICO REAL. El amor no es causa de nada, florece natural en la libertad. La libertad se consquista en nuestro INTERIOR. EN libertad sentiremos esa serena indiferencia por los acontecimientos de la existencia que nos permitirá vivir amando. Podemos hallar la paz que está más allá de las relaciones entre personas y más allá de lo sucedido en la temporalidad.

El amor siempre está ahí, y sobre ese transfondo de paz y belleza en el que habita, construios realidades imaginarias con el pensamiento. Porque no puede coexisir el pensamiento inventado y la realidad del amor. En el pensamiento soñamos y buscamos amor, pero el amor no está en ese sueño y aunque lo persigamos, no lo podemos hallar. Permanece siempre fura de lo soñado porque el amor es lo real.