dijous, 24 de desembre del 2009
Aprendiendo, J.L Borges
Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa acostarse.
Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del Sol puede quemar.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende ... y así cada día.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien, porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás con una persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados y que quien no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de falsas amistades.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira siguen hiriendo durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, es muy probable que la amistad jamás sea igual.
Con el tiempo te das cuenta que aun siendo feliz con tus amigos, lloras por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios.
Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el sendero del mañana no existe.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen, ocasiona que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás a los que se marcharon.
Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante una tumba ya no tiene sentido.
Pero desgraciadamente, sólo con el tiempo...
dilluns, 21 de desembre del 2009
Bienvenidx a casa, Altimira
Anoche soñé que volvías. Nos encontrábamos en la plaza de la estación, donde solíamos quedar. Esta vez no estabas sentadx en el banco donde acostumbravas a esperar sino que de pie te mostrabas inquietx y cierta prisa te inundaba ... alguien te perseguía ... y yo te ayudaba a escapar.
Sin apenas disfrutar de nuestro encuentro empezamos a correr por el callejón que lleva hasta la puerta del parque, entrando para escondernos entre los arbustos sin tocarnos y casi sin hablar te quedaste escondidx mientras yo salía a caminar unos metros alejadx de tí para captar si había peligro alguno.
Hoy al recordarlo me pregunto de quién huías y cuestiono la utilidad de mi ayuda.
A veces nos vamos de este mundo sin conocer y aceptar a nuestro verdadero ser interior. Agarradxs a ciertas ideas o vistiéndonos con determinados comportamientos podemos llegar a pasar toda una vida sin disfrutar de quien realmente somos.
De entre todos los miedos existentes puede resultar aterrador el que produce reconocerse a unx mismx. Empezando porque no nos han enseñado a conocernos y acabando con el típico "¿esx soy yo?" ... amar a nuestra propia esencia nos ayuda a liberarnos de molestas huídas sin sentido que no hacen más que alargar el encuentro definitivo de una vida plena.
Gracias por ser mi espejo.
Sin apenas disfrutar de nuestro encuentro empezamos a correr por el callejón que lleva hasta la puerta del parque, entrando para escondernos entre los arbustos sin tocarnos y casi sin hablar te quedaste escondidx mientras yo salía a caminar unos metros alejadx de tí para captar si había peligro alguno.
Hoy al recordarlo me pregunto de quién huías y cuestiono la utilidad de mi ayuda.
A veces nos vamos de este mundo sin conocer y aceptar a nuestro verdadero ser interior. Agarradxs a ciertas ideas o vistiéndonos con determinados comportamientos podemos llegar a pasar toda una vida sin disfrutar de quien realmente somos.
De entre todos los miedos existentes puede resultar aterrador el que produce reconocerse a unx mismx. Empezando porque no nos han enseñado a conocernos y acabando con el típico "¿esx soy yo?" ... amar a nuestra propia esencia nos ayuda a liberarnos de molestas huídas sin sentido que no hacen más que alargar el encuentro definitivo de una vida plena.
Gracias por ser mi espejo.
dimecres, 9 de desembre del 2009
¿Siempre fue así?
Cuestionar lo establecido comporta problemas, discusiones y acabar recurriendo al siempre fue así. Para ilustrar el tema del «siempre fue así», nada mejor que un par de historias:
1.-Eduardo Galeano
Cuenta una leyenda popular que supo haber una vez un cuartel militar junto a un pueblecillo cuyo nombre no recuerdo, y en medio del patio de ese cuartel había un banco de madera. Era un banco sencillo, humilde y blanco. Y junto a ese banco un soldado hacía guardia. Hacia guardia noche y día. Nadie sabía por qué se hacía la guardia junto al banco, pero se hacía. Se hacía noche y día, todas las noches, todos los días, y de generación en generación todos los oficiales transmitían la orden y los soldados la obedecían. Nadie nunca dudó, nadie nunca preguntó: la tradición es algo sagrado que no se cuestiona ni se ataca: se acata. Si así se hacía y siempre se había hecho, por algo sería. Así se hacía, siempre se había hecho y así se haría. Y así siguió siendo hasta que alguien, no se sabe bien qué general o coronel curioso, quiso ver la orden original. Hubo que revolver a fondo los archivos. Y después de mucho hurgar se supo. Hacía 31 años, 2 meses y cuatro días un oficial había mandado montar guardia junto al banco, que estaba recién pintado, para que a nadie se le ocurriera sentarse sobre la pintura fresca.
2.-Monos y Plátanos
Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
1.-Eduardo Galeano
Cuenta una leyenda popular que supo haber una vez un cuartel militar junto a un pueblecillo cuyo nombre no recuerdo, y en medio del patio de ese cuartel había un banco de madera. Era un banco sencillo, humilde y blanco. Y junto a ese banco un soldado hacía guardia. Hacia guardia noche y día. Nadie sabía por qué se hacía la guardia junto al banco, pero se hacía. Se hacía noche y día, todas las noches, todos los días, y de generación en generación todos los oficiales transmitían la orden y los soldados la obedecían. Nadie nunca dudó, nadie nunca preguntó: la tradición es algo sagrado que no se cuestiona ni se ataca: se acata. Si así se hacía y siempre se había hecho, por algo sería. Así se hacía, siempre se había hecho y así se haría. Y así siguió siendo hasta que alguien, no se sabe bien qué general o coronel curioso, quiso ver la orden original. Hubo que revolver a fondo los archivos. Y después de mucho hurgar se supo. Hacía 31 años, 2 meses y cuatro días un oficial había mandado montar guardia junto al banco, que estaba recién pintado, para que a nadie se le ocurriera sentarse sobre la pintura fresca.
2.-Monos y Plátanos
Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
dimarts, 8 de desembre del 2009
De la alegría de vivir, Patricia Stokoe
No hay un momento de culminación sin otro que haya sido de descenso. Si yo pienso en mi vida, puedo ponerla en esa famosa curva de la física: es una vida no plana, no chata, no solamente de estar arriba en la cumbre de la felicidad, ni tampoco en el abismo de la angustia permanente. Siempre hay dudas. No se puede vivir sin dudas, sin caos, porque de allí sale un nuevo orden.
Es el caos creativo de la vida. Yo creo que frente a las trabas, frente a las dificultades, allí uno está a prueba: si va a salir, si no va a salir y como va a hacerlo, hay muchos dichos de grandes sabios, como aquél que dice que cuando estés sobre la ola no te olvides de que, en algún momento vas a bajar, y cuando estés allí abajo recuerdes que está la posibilidad de subir. La vida es una curva permanente. Pienso que es un error querer fijar un momento: la vida es movimiento. ¿Cuál es la energía que me va generando cada momento? Esa es la auténtica alegría de la vida y no la búsqueda del “estar alegre”.
dijous, 3 de desembre del 2009
Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas, Jesús Lizano
A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.
A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños, curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva;
el día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!
Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
dentro de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas;
vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.
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