dilluns, 12 de gener del 2009

Sin tesao no hay solución, Roberto Freire


La gran decepción de los amantes que buscan la felicidad (estado de placer permanente, institucionalizado) a través del amor es producida por su incapacidad en aceptar que, como todas las cosas vivas, el amor también tiene un principio, su mitad y un final. Ni su tiempo, ni su espacio, ni tampoco su tesao pueden ser determinados y controlados por la razón de la voluntad o por la fuerza del poder. Así, a veces somos obligados a perder un amor precozmente, o a tener que soportarlo desnaturalizado, moribundo o incluso muerto. Sólo la libertad y la autonomía nos enseñan a aceptar biológica y humanamente el tiempo, el espacio y el tesao de las cosas vivas.

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