ese arrebato loco
cargado de deseo
celos y ansiedad.
Esa angustia posesiva
que convierte a la pareja
en enemiga.
Ese furor salvaje e insaciable
que nunca ve lleno
su fondo insondable.
Déjame decirte
que ni creo en el amor
ni estoy enamorada.
Para mí el amor
es una balsa serena
en la que refugiarme
cuando la vida apremia.
Es sostén
libertad
complicidad.
La alegría de saberte querida
sin juicios ni condenas
sin condiciones ni sospechas.
Para mí el amor
es felicidad
no pena.
Dedicado a todas las personas que creen en la libertad sexual y (poli)amorosa, y a aquellas que sufren los desmanes de un heteropatriarcado brutal y represor. Y, sobre todo, dedicado a Nakles, que me enseñó a amar sin condiciones.
publicado originalmente en pikara magazine
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