diumenge, 31 d’octubre del 2010
Yo, Sade
dissabte, 30 d’octubre del 2010
Donna Haraway, Testigo Modesto
Segundo Milenio. HombreHembra Conoce Oncoratón
dimecres, 27 d’octubre del 2010
VIOLENTA
Soy una guerrera roja
Soy una guerrera con un vestido camaleónico
Una guerrera roja con un vestido de carne que no se puede quitar
Soy una guerrera aprisionada dentro de esta piel de animal humano
Una guerrera de carne llena de nervios agudos hipersensibles
Que erizados se proyectan hacia el cielo
Y así como guerrera, con tierra entre los dedos de los pies
Con tierra entre las orejas, con tierra entre los dientes
Con tierra y sudor entre los pliegues de la entrepierna
Con jugos de olor intenso que escurren hacia abajo
Hago camino hacia el horizonte abierto, hacia lo desconocido
Amoratadas las pantorrillas , cansadas , resecas
De tanto golpetear estorbos y obstáculos invisibles pero concretos
Con las piernas poderosas a cada lado del cuerpo
Sin un camino claro, con una lucha extravagante
Tan viva y con tiempo de sobra para dejar huellas particulares
Arañando la vida con las largas pezuñas
La tierra se transforma con cada uno de mis pasos
Hago camino hacia el horizonte abierto, hacia lo desconocido
Soy una guerrera y por ser guerrera y no guerrero corro mas riesgos
Por andar sin ropa interior caminando en la lejura solitaria
Ya que podría aparecer algún peligro nocturno o diurno dispuesto a violentarme
Miro fríamente a lo lejos, sintiéndome muy sexy mientras sudo
Sonrío.
Definitivamente no hay nada que pueda violentar a una animal de mi categoría.
Paso la lengua por mis labios, boca reseca y hambrienta
Mojo un dedo con saliva espesa para limpiar mi botón de sudor y tierra
Y como una mujer llena de fuerza brutal
Escupo a un lado
Y sigo el camino sin decir algo que pueda comprometerme.
dimarts, 26 d’octubre del 2010
Elogio de las mujeres fáciles
dilluns, 18 d’octubre del 2010
Los amorosos, Jaime Sabines
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor.
Los amorosos viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
diumenge, 17 d’octubre del 2010
Quién alumbra, Alejandra Pizarnik
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.