“El funcionalismo
social querría reducir los cuerpos a puros instrumentos de trabajo
productivo, valiéndose para ello de una epistemología pseudocientífica
que anulase lo irracional del deseo, lo obsceno del placer y lo
subversivo de determinadas disposiciones sexuales. Querría encerrar al
eros en la reproducción, la escena consabida y el guion establecido.
Delimitar muy bien qué es lo que puede hacerse de día y qué lo que puede
soñarse de noche.”
Michel Onfray.
Las experiencias poliamorosas, contra
amorosas y/o el amor libre están presentes todo el tiempo, pero nadie
las nombra; así, en el silencio, se garantiza su inexistencia. Y
simplemente no quería seguir callando, quería respirar con naturalidad,
no sentir una especie de opresión sistemática cuando todo se salía de mi
control, o del de ella, no quería seguir negando ese amor profundo por “mi mejor amiga”,
ni las ganas de seguir frecuentando y queriendo a ex parejas, ni seguir
negando el deseo de aquella mujer que me había invitado a cenar un par
de veces. Quería seguir escapándome al campo o a la playa con mi hermana
o mi madre sin sentir culpa.
Quería seguir amando a esa mujer con la
que hasta ese entonces había compartido tres años de mi vida, es
cierto, pero para ello tenía que dejar de amar a todas, a todo lo demás.
¿Qué clase de amor te exige para su existencia el exterminio de todx lo
otrx? La respuesta ahora resulta clara: “El amor romántico”. Al
comprenderlo los multiuniversos de abrieron, y di paso a una
contradictoria realidad que ahora me encuentro construyendo y
explorando.
La forma en como nos relacionamos, en
como vamos colocando pequeños letreros en la frente de las personas que
amamos con conceptos tan limitantes como: “mejor amiga”, “hermana”,
“novia”, “esposa”, “compañera”, “amor de la vida”, “ex novia”, etc., nos
coarta, y me atrevería a decir que, nos duele. Por supuesto cada uno de
estos grotescos letreritos tienen pesos diferentes, porque es obvio que
“el amor de tu vida” jamás pesará igual que el de tu “mejor amiga”; nos
esmeramos categorizando nuestros discursos amorosos, y claro que el
“amor” que no es “romántico”, el amor no sexuado tiene todas las de
perder, puesto que jamás podría tener el mismo valor que con quien te
relacionas sexualmente, ya que con este último podrían darse contratos,
como el matrimonio, que afianza una vez más el sistema capitalista y de
opresión en el que vivimos.
Fue ahí, desde el entendimiento del
control disfrazado de “amor romántico” que nubló mi existencia por
varios años, que se propició el surgimiento de la necesidad de construir
de la deconstrucción, pieza clave de toda revolución. La idea era —y
es— volverme a hacer, crear discursos para sanar la herida a partir de
la separación de todo lo que había sido . Porque una no es totalmente de
una hasta que decide serlo, una es como te dicen que tienes que ser,
qué más da si te relacionas afectivo-sexualmente con mujeres, siempre es
“entregarse en cuerpo y alma”, es tener que ceder y quitar, siempre
quitar. Incluso una decide por momentos jugar a lo “normal”, a soñarse
en la cima de un pastel, a coquetear con la idea del “y vivieron
felices…” , porque el “sueño rosa”[1] es una idea que ha sido tan bien
instalada en nuestra mente y en nuestros deseos, que se vuelve normal y
recurrente, hasta que el desconcierto y la incomodidad te obligan a
cuestionarte, a cuestionarlo todo.
Y bien, desde la inconformidad una quiere volver a ser, una quiere vivir plenamente en “La fuzzy logic” [2] pero,
¿eso cómo se hace? No hay mucho en dónde apoyarse, muchos artículos,
novelas, canciones o películas que hablen lejos de la monogamia, todo es
en dos, la leyenda del andrógino, el ying y el yang, el sol y la luna..
No es nada difícil encontrar a “policías románticxs”[3] en cada
persona, que defiendan a capa y espada que lo único importante en esta
vida es estar emparejados. Y la concepción de pareja conlleva no solo a
un submundo lleno de pequeñas derrotas y grandes perdidas de autonomía,
lleva consigo la subordinación, la fusión de identidades. Aunque no
sabía a ciencia cierta que la respuesta se encontraba en otra forma de
reconstrucción, encontré en el poliamor una manera sana, pacífica y
horizontal de militar políticamente ante el asfixiante y acosador
sistema heteronormativo.
“Cuando lo bueno y lo malo son las
únicas opciones, puedes creer que no puedes amar a más de una persona, o
que no puedes querer de otras maneras, o que tienes una capacidad
limitada para amar. Que “muchos” debe de alguna manera ser lo opuesto a
“uno”, o que tus únicas opciones son enamorarte o desenamorarte, sin
permiso para diferentes grados o tipos de amor.” [4]
En mi experiencia, cuando hablo sobre
“poliamor”, una serie de cuestionamientos aparecen en las otras
personas. Supongo que se imaginan escenas sacadas de algún libro del
marqués de Sade; ya saben, mujeres, hombres, queers, trans, todxs fuera
de control, desvistiéndose, comiéndose, fornicando unxs con otrxs, sin
ningún tapujo. Por supuesto, en seguida vienen un montón de reproches
moralinos y preguntas ignorantes que cuestionan desde el morbo,
evidentemente desde el estatus quo, desde la hegemonía
heterosexual. En algunos casos, cuando lo amerita, me esmero para tratar
de explicar desde la experiencia que, si algo tiene el poliamor, es ser
una postura ética, la ética de la conciencia, de quien le interesa una
misma, la otra, las otras, lx otrx.
Me propuse identificar, categorizar y
nombrar —por aquello de la visibilidad—, porque dicha propuesta me
convence tanto, y me decidí a nombrarla y a hacer el intento de
comprenderla, y revelé que en el poliamor encontré tres ejes
fundamentales de acción que estuve buscando durante varios años para la
forma de relacionarme conmigo misma y por supuesto con lx demás:
AMOR/AMANDO, LIBERTAD/LIBERTANDO, CONSTRUCCIÓN/CONSTRUYENDO, propuestas
funcionales para la disidencia que ayudan a la construcción de nuevas
interacciones[5] amorosas, todas estas sostenidas y enmarcadas en la
matriz más importante : LA ÉTICA.
“El poliamor es un terreno liberado”[6]
leí hace algún tiempo. La comprensión de que no existen normas, ni
imposiciones para que todos los acuerdos sean formados por las
participantes de las relaciones, de que no existen rigurosas etiquetas, y
sobre todo de que no existen prejuicios que quiten soberanía ni
libertades, se convirtió en esta forma de relacionarme, como instrumento
de militancia permanente, porque una decide de quién enamorarse, una
decide cómo formar, asumir y crecer en la colectividad. La idea es
sumar, es liberarse de la idea de propiedad privada de comprometernos
primero con una misma, después con las otras, y por último con todx lx
otrx.
Hasta este punto de mi vida nunca había
entendido con tanta claridad y comprensión la frase feminista de Kate
Millet “Lo personal es político”.
[1] Nombro sueño rosa a toda la construcción heteronormativa del amor romántico.
[2] “También llamada lógica difusa, es una lógica que propone que la lógica clásica de lo verdadero o falso
no refleja la complejidad de la realidad”. Fischer, Amalia. Los
complejos caminos de la autonomía. En: Feminismos disidentes en América
Latina y el Caribe. Nouvelles questions feministes 244 N° 2, 2005.
[3] Llamo policías románticxs a todas las personas, eventos, situaciones, lugares, que te cuestionan el por qué no estás legítimamente emparejada.
[4] Easton, Dosse; Hardy , Janet W. 2009, Ética Promiscua.
[5] Hablo de interacciones porque el
discurso amoroso se quiere categorizar lo que significa, lo que es y lo
que no son los diferentes tipos de amores y eso me resulta tan
impositivo, excluyente y poco constructivo como cualquier definición de
amor romántico.
[6] Neri, Diana. Abc poliamoroso o poliamor/contra-amor para principiantes, Pero… ¿Quién no lo es? 2014. https://www.academia.edu/3653677/Abc_poliamoso_o_poliamor_3_
republicado desde la crítica
Lahm-En-tapbla
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