dissabte, 31 d’agost del 2013
Delirio, Mafalda Martínez
Un corazón nómada late en mi pecho,
olisquea a su alrededor buscando su guarida;
sus impulsos me inquietan,
sus proyectos me intimidan.
Cuando se siente inseguro se comporta como un sargento,
con un gesto díscolo
[y grotesco
rasgando sus mejillas.
Las niñas buenas no son para los tiranos
que guerrean salvajemente
contra sus sentimientos de alegría;
y son bordes
[y distantes
con quienes temen llegar a amar algún día
desde lo más profundo de sus desequilibrios,
desde lo más intenso de sus descalabros.
Ella me mira a lo lejos,
me evita con su cara extraña y bonita;
[y yo no no no entiendo
cómo esa inocente ternura
puede insuflarme
[en unos segundos
tanta energía aturdida.
Yo temo resquebrajarla con mi acritud
[mi actitud,
y mis expresiones toscas y adolescentes;
las historias del largo camino por el desierto
de mis desconciertos
mis depresiones
y mis delirios.
Y no desearla desde el cariño
está comenzando a ser un verdadero infierno.
Yo no sé cómo explicarte
[que tengo tanto tanto tanto miedo
a ser tan despreciable, cosificadora y obscena
como los clientes con las putas de los clubes,
[como quienes me contratan
con las estrías y las cicatrices de mis pechos.
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Mas sé para mí piadosa,
ResponEliminaSi de mi vida ignorada,
Cuando yo duerma en la fosa,
Oyes contar una cosa
Que te deje el alma helada