Se me ocurrió escribir este texto porque hace tiempo que tenía pendiente compartir una reflexión directamente des de mi interior, aunque es importante decir que hubo una noticia que me motivo para hacerlo: Resulta que en Nova York sólo el 12% de las mujeres están satisfechas con su cuerpo. Para eso, multinacionales de la moda han puesto maniquís con pelo en el coño y con unos pezones enormes, aunque la silueta seguía siendo la de una modelo anoréxica. La hipocresía que reflejaba esta noticia, la no-razón, la estupidez de la escena; fue un empujón para mí.
Hoy en día dada la atomización de la sociedad, junto con el avance cibernético en lo social. Se produce un fenómeno que agudiza el individualismo imperante o liberalismo existencial; el no-amor*. El no-amor se da mucho en los jóvenes y se reproduce mucho en lo que podríamos llamar sociedad del espectáculo o mundo mercantil. (Otros, como Tiqqun, ya han teorizado al respeto con la Teoria de la Jovencita.)
Se reproduce gracias a un tinglado de medios de comunicación, y a una gamma de dispositivos que hacen una labor bio-psíquico-cultural en nosotros en pro de una idea de amor monogámica y superficial, estético y sin esencia. Una jovencita porno, con la cara falseada con botox seria el actual aspecto del patriarcado en el siglo XXI.
Entendámonos: Este patriarcado no es un agente exterior al que hay que hacer frente. Más bien es un conjunto de relaciones que nos domina, nos atraviesa. Como la xenofobia o cualquier pensamiento anti-diferente, este se cuela en nuestra rutina, en nuestro lenguaje, en nuestros gestos, en nuestro cuerpo, etc. Es decir, que el no-amor se desarrolla gracias al constante bombardeo societario contra nuestra propia imagen; en la publicidad, en lo público, etc.
EL no-amor, es lo que en un futuro todo el mundo entenderá como Amor (o eso Se pretende), el no-amor es el amar las formas sin saber percibir la esencia de un vínculo en su totalidad.
La persona no-amorosa no ama, experimenta connatos de amor en sus marcos afectivos. Es decir, aunque no percibamos la esencia de las cosas, siempre (sobretodo a los jóvenes) nos queda algo de sensibilidad que resiste. Por tanto -repetimos- un no-amoroso, no ama, sino que experimenta connatos de amor en sus relaciones falsas. Solo experimenta connatos, porque la intensidad del flujo amoroso se reduce a una persona, a la figura del “novio”.
Bajo la forma “amigo” o “vecina”, residen intensidades de flujo amoroso, que no siempre se reconocen. El no-amor opera en las etiquetas, en la forma. Adoptar una forma como “novios” puede impedir que una persona no pueda repartir libremente su amor a las demás personas. Esto puede llegar a extremos impensables: “quien bien te quiere te ara sufrir".
Hay jóvenes que ya aman según un no-amor radical, es decir, “si me quieres a mi tienes que renunciar a tantas amistades”. A veces bajo el “no me haces ni caso”, o “pasas de mí” se encuentra el más salvaje no-amor. Este consiste en “luchar por una persona”, una idea que cuadra con el “amor romántico de príncipes”, y que consiste en desvincular a la persona que se quiere de sus mundos/amistades, para así poseerlo. En otras palabras, cortar los otros vínculos de la persona que se quiere para que predomine el vinculo monogámico.
Esto puede empezar con un inocente chantaje afectivo, pero cuando se pasa de las palabras a los hechos, se convierte en maltrato sistemático (psíquico e incluso físico). En ese corte de flujos amorosos la persona víctima del no-amor no siempre sufre, hay quien no se dan cuenta; asociando estos recortes a un amor pasional. Pero si se tiene conciencia de que se está perdiendo la libertad y la autonomía, se sufre.
En este proceso hay dos fases, por parte de la víctima del no-amor:
La primera fase es cuando la víctima es consciente de esa pérdida de autonomía, por tanto lo manifiesta para impedir-lo, buscando ayuda exterior**, intentando que el sujeto del no-amor se conforme con su vínculo, o incluso intentando romper con ese vínculo que puede acabar con los otros.
(**cuando se busca ayuda exterior; podemos encontrar un ambiente favorable a la libertad, que enseguida intervendrá para defender la libertad de la víctima; o podemos encontrar un ambiente pro-monogámico, que no intervendrá ya que “cada pareja és un mundo, intervenir=a falta de respeto”)
La segunda fase es cuando el maltratador/a (al ver el riesgo de que su deseado –su posesión- renuncie a su no-amor) traslada su subjetividad a la víctima, llamando a su empatía para que este sienta culpabilidad. Todas las víctimas de maltrato sienten culpabilidad. Así pues la víctima renuncia a su libertad sin darse cuenta. Ya que acaba asumiendo que el no-amor no funciona por su propia culpa. La frase que se diría unx a unx mismx seria: “Porque he sido tan egoísta, si él/ella sólo quería darme amor… y yo me resistía como un tonto.”. Y cuando esta persona piensa que la culpa de su desvinculación la tiene él mismo, ya es otro reproductor más de no-amor.
*Y acabamos con dos reproductores de no-amor que no se dejan expandir el amor de unx y del otro, Convirtiéndose en dos personas aisladas y aburridas, que no se aman ni experimentan, si quiera, connatos de amor. No-amor en estado puro.*
No confundir: el no-amor es una manera de no-amar, no es un tipo de relación de pareja. Son síntomas de no-amor cuando una persona tiene sus relaciones bien clasificadas: amigxs, mejores amigxs, amantes, novixs, etc. También cuando esta persona no sabe estar en un grupo de amigos en igualdad, se crean procesos de valorización donde hay personas que están por encima de otras. O cuando la mala-crítica se convierte en algo común en las conversaciones de amigxs. El facebook ofrece el modelo: desde nuestro permanente cubículo privado nos comunicamos con los demás uno por uno sin comunicación intensa i sin poner en común demasiadas cosas.
El no-amor se supera mediante la depresión, mediante la transición. Lo que popularmente se llama “bajarse del árbol”. Para superar el no-amor, hay que amarse a unx mismx. Pero eso no quiere decir creerse mejor que los demás. Al revés; ponerse en igualdad. El no-amor también viene porque nos hemos construido un Ego (tiene que ver con los bombardeos que hablábamos antes) dónde nosotros nos vemos por encima de los demás. Bajar ese escalón puede llegar a ser algo traumático para las personas que tienen muy integrado el no-amor. Pero es la única manera de superar el amor monogámico y el sufrimiento que conlleva.
El amor monogámico, es también no-amor, y el amor sensible (sin control) y la libertad del cuerpo y de las afectividades es lo único que puede acabar con este de manera sana. Aunque Amor y Libertad también son conceptos contaminados por la sociedad de marginadxs no-amorosxs.
El amor libre no es un concepto que solo se trabaja en pareja. El amor libre des de mi parecer se prostituye cuando este se utiliza para fines monogámicos. El amor libre-prostituido és cuando una pareja de “novios” hablan de “libertad” como si esto fuera solo la no-exclusividad sexual (asociando libertad al hedonismo/ la imagen de una polla con alas), es decir cuando la estructura afectiva no cambia, solo cambia “que podemos follar con otrxs”; el amor libre tampoco es la excusa del clásico “distanciamiento” de las parejas monogamicas, o no debería ser-lo: cuando dos personas se distancian en nombre del amor libre, suele ser que unx simplemente quiere dejar al otrx apelando a valores o principios de amor y libertad (es decir,, utilizar estos grandes conceptos, solo para operar en el juego monogámico).
El amor libre és que tus vínculos afectivos se desplieguen con total libertad, sin control, a veces, ni de ti mismx. Repartir el amor según tu voluntad y a tantas personas como se quiera.
El amor libre no es cosa de tú y tu pareja, sino de tú contigo mismo, tú con los demás seres, y de tú con el mundo. Habría que tomar partido en este triple sentido de manera ética-política, de manera guerrera, sino el espíritu se debilita. Construir la confianza necesaria para un amor libre de verdad no es algo fácil que la sociedad nos permita hacer. Estas tres relaciones, dimensiones de la vida, son las que nos tendríamos que trabajar. Y digo trabajar porque es un proceso de desaprender. Un proceso de” bajarse del árbol” y quitarse lo que nos ha enseñado la cultura del capitalismo salvaje. Y eso no pasa de un día para otro, hace falta tiempo y acordarse de cuando se fue víctima y reproductor de estos valores patriarcales, para no volver a caer.
Finalmente concluir que el Maltrato en el amor, es hoy en día lo más frecuente en nuestras relaciones sociales. Mi humilde posición es que para luchar contra el no-amor no solo basta con denunciar al Amor, sino también, las personas q aun amamos, organizar-nos en consecuencia. Quitar el no-amor a una persona, es liberarla, pero no siempre unx estará dispuestx a renunciar a su libertad. A veces es mejor abandonar a algunxs no-amantes, por ser maltratadorxs potenciales. Por otra banda haría falta defender esos núcleos afectivos donde por fin hemos conseguido que el amor circule libremente.
El amor sino es libre, no es amor.
¡Salud, y que corra el amor!
Próximamente: Manual de cómo deshacerse del no-amor.
Nos podras encontrar en Indymedia Barcelona. Somos *de feminismos radicales.
republicado de pikara magazine
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