Ante una infidelidad, las miradas apuntan a todo el mundo menos hacia la monogamia, el único pacto social (junto con el patriotismo) que se mantiene intocable, vinculado necesariamente al amor. Brigitte Vasallo nos anima a cuestionar este pacto que, en su opinión, reproduce una lógica capitalista
Escena I: poliamor vs. navajaYoutube. Sobre fondo verde, Pj Harvey y Nick Cave. Camisas blancas, miradas oscuras y un video que reclama sexo a gritos: “Ven aquí, Henry Lee, y pasa la noche conmigo” canta ella, comiéndole los labios. PJ Harvey y Nick Cave en una noche de sudor, saliva y gemidos, ¿lo imagináis?… No lo imaginéis, pues mientras intercambian alientos y caricias, Cave se resiste alegando que su “verdadero” amor lo está espera en casa. La historia, buena es Pj Harvey, acaba fatal: con el protagonista masculino apuñalado, las amantes desquiciadas y nosotros frustrados. Fin de la canción. Se cierra el telón.
Escena II: poliamor vs. veneno
“¿Adónde vamos, señor? – preguntó el cochero.
- ¡Llévenos adonde mejor le parezca! – contestó León, al tiempo que empujaba a Emma dentro del coche”
Y esta frase y ese coche dan paso a las tres páginas más eróticamente alusivas de la literatura universal. Un carruaje que recorre París, que sube, baja, se encabrita, frena, gira, retoma el pulso, se calma de nuevo y que dentro, marcando los ritmos de una lectura absolutamente sexual y callejera, contiene la pasión de León y Emma. La eterna Madame Bovary y su amante.
La historia también acaba mal: adúltera y perpetuamente infeliz, Emma perecerá tras ingerir una dosis de veneno. Su marido, el bueno de Charles, morirá poco después. Drama total. Se cierra el telón.