Este texto se ha extraído del Nº3 del Fanzine anarcofeminista "Equilibrio".
Antes
de comenzar con las reflexiones, quería definir algunos términos
que se van a utilizar, para que las personas que no estén
familiarizadas con ellos puedan comprender lo que trato de
transmitir:
Monogamia:
Unión sexo-afectiva para
toda la vida basada en la exclusividad.
Poliamor:
más de un amor.
Polifidelidad:
más de una relación
sexo afectiva, basada en la fidelidad.
Relaciones
jerárquicas: se
distingue entre relación primaria y secundarias.
Poligamia
(poliginia y poliandria): tener
varios esposos (poliandria) o tener varias esposas (poliginia).
Relación
grupal: todas las
personas están relacionadas de la misma forma entre ellas.
Redes
de relaciones conexas: varias
relaciones con diferente grado de importancia.
Mono-poliamoroso:
una de las personas es
monógama y la otra poliamorosa.
Tribu:
Amor, amistad, sexualidad
y cuidados basados en la comunidad.
Pareja
abierta: Monogamia sin
exclusividad.
Sabiendo
la cantidad tan diferente que hay de mantener relaciones, tenemos que
tratar de saber de qué forma queremos relacionarnos con la gente,
detectando las contradiciones y sin crearnos una falsa realidad del
tipo de relación que estamos llevando a cabo. Muchas personas son
polígamas o parejas abiertas y piensan que están practicando el
amor libre o poliamor.
Las
fases del amor.
1.
El enamoramiento. Es una etapa muy pasional y poco racional, basada
en las relaciones sexuales. Se producen andrógenos, estrógenos y
feniletilamina, una sustancia que induce a la pasión. Se libera
oxitocina y vasopresina, que hace que deseemos estar junto a la otra
persona y se inhibe serotonina, responsable del humor. Se desactivan
regiones del cerebro en la corteza frontal que tienen que ver con la
lógica y el razonamiento, de ahí que se diga que las personas
enamoradas están en una nube y que se idealice a la otra persona
(cuestión que trataré más adelante en este mismo texto).
2.
Romantico. Aumentan las funciones en el área del cerebro
que tiene que ver con las recompensas. Se sintetiza la
dopamina, que hace que estemos eufóricas y que aumente
nuestra motivación, al mezclarse con norepinefrina, se
lleva a cabo una reacción química que hace que nos
obsesionemos por la otra persona.
3.
Compromiso. Se negocian los roles en la relación y aumenta la
lealtad. Se mantiene la pasión erótica, pero la fogosidad se va
relajando y deja paso a una emoción más relajada, debido a la
segregación de endorfinas y encefalinas. Las cuales nos relajan,
satisfacen y nos provocan bienestar, además de ser las más
adictivas de todas, lo que hace que sea tan dificil superar la
"pérdida" del ser querida.
4.
Amor compañero. No ocurre siempre pero la pasión y la atracción
sexual disminuyen debido a la falta de incentivos y a la monotonía.
Se libera menos dopamina y oxitocina, al reducirse la frecuencia e
intensidad de las relaciones sexuales.
5.
Amor duradero. Esta fase está investigándose actualmente, pero se
están descubriendo determinadas reacciones químicas y activaciones
en diferentes partes del cerebro a partir de mantener más de 20 años
una relación de este tipo. Lo cual puede que desbarate el mito de la
duración relativamente corta o efímera del amor.
6.
Desenamoramiento. Se puede dividir en dos fases: la de protesta,
donde no se acepta el rechazo de la otra persona y que desemboca en
tratar de volver a establecer la relación cómo sea posible. Esta
fase es posible que se de en los mamíferos que tratan de llamar y
volver a entablar una relación que ha desaparecido, se debe a la
falta de dopamina y norepirefrina. La fase de resignación y
aceptación, donde se experimenta la desesperación, el dolor,
llanto, el estar perdida, falta de actividad... se genera menos
dopamina, lo que provoca letargo, melancolía y depresión.
Contra
la idealización de las personas.
A
veces tendemos a idealizar a determinadas personas, proyectando en
ellas nuestros anhelos y distorsionando realmente cómo son esas
personas. Llegando a no percibir nada más que las cosas postivas que
nos aporta esa persona o en su forma de ser o comportamiento. En la
primera fase del enamoramiento tendemos a ver a la(s) otras(s)
personas de esta manera, debido a la falta de actividad en la parte
más racional del cerebro, lo que nos lleva a desilusiones y
desmitificaciones en cuanto comenzamos a percibir a la otra de
persona de una forma más completa y no tan sesgada. Todas tenemos
defectos, cometemos errores y dejamos que desear en alguna cuestión,
cuestiones fundamentales para poder aprender, mejorar,
autorealizarnos, construirnos, cuestionarnos...
Hay
que aprender a aceptar a las personas con las que decidamos
relacionarnos sin tratar de moldearlas, manipularlas o dirigir sus
procesos de aprendizaje o visibilización de errores y defectos. Cada
una tenemos nuestro ritmo más o menos rápido, más o menos exigente
y más o menos introspectivo. Esto no quiere decir que no tengamos
que acompañar o hacerle ver a quien queramos que nos está haciendo
daño, que podría mejorar determinadas cuestiones que afectan a su
vida o personalidad, etc. Si no que no podemos ser invasivas en
procesos que tienen que ver con la individualidad de cada una.
Relaciones
incompatibles o perjudiciales.
Actualmente
me parece incompatible poder relacionarme con personas monógamas, ya
que coartarían mi libertad y necesidades, además de las suyas
propias. Además me parece que no podría hacerlo con personas que
tienden a la poligamia, ya que a ellas si que les guste tener
disponibles a muchas, pero no quieren que esas muchas se relacionen
con más personas (esta a veces es la tendencia que se da al
principio en quienes tratan de superar la monogamia y no saben muy
bien cómo).
Me
parece perjudicial tener relaciones sexoafectivas con personas que
tienen una pareja abierta o una jerarquía emocional donde tiene
prioridad y privilegios exclusivos su relación primaria (llámese
novia, compañera o la persona en la que lo centras todo),
compartiendo casa, cama, viajes, a veces el trabajo o estudios y la
mayor parte de todas las cosas que llevas a cabo, generando así una
identidad de pareja y dependiendo y basando tu vida en otra persona
(muy parecido al mito de la media naranja, el príncipe azul, amor
romántico...).
Al
existir esta jerarquía (elegida o inconsciente), se delimita hasta
donde puede llegar la relación con otras personas, limitando el
tiempo y restringiendo cosas que deberían de suceder de forma
espontánea, no de forma calculada, premeditada y valorada
previamente. Yo no quiero que me comparen con otras relaciones y
menos que me digan (como me ha sucedido recientemente y me ha
provocado un gran daño de forma injustificada y bastante parejil)
que soy la relación menos valorada y más prescindible de todas,
haciéndome sentir en la más baja escala de valores y despreciando
mi ser, sentimientos y destruyendo el amor que sentía y con ellos la
pasión, la atracción sexual, la empatía, el cariño, afecto y
ganas de compartir y experimentar juntas.
El
abandono vs al cambio natural.
Decirle
a alguien que le dejas, que rompes o que a partir de ahora sólo vais
a ser amigas (relación sin derecho a sexo) no tiene lugar o cabida
en las relaciones poliamorosas, grupales o de tribu, forma parte de
relaciones monógamas, polígamas o de polifidelidad. Ya que
predefinir y valorar de antemano en base a intereses concretos si vas
a dejar de tener sexo con una persona de forma definitiva y absoluta
de forma forzada y reprimiendo los posibles deseos que pudieran
existir, tiene más que ver con pensar que sabes lo que vas a querer
para siempre que dejarse llevar, vivir el momento, ser espontánea y
libre.
En
cambio, si los deseos, preferencias, atracción o la situación hace
que las cosas vayan modificándose o cambiando, pudiendo volver a
tener sexo cuando así surja y se desee, haciendo cosas juntas cuando
se quiera o viviendo cada una su vida sin volver a compartir ni el
tiempo ni el espacio porque así se va dando la situación, sin
forzarla o imponiendo nuestras proyecciones, expectativas o intereses
en la otra persona. No hay por qué sentenciar nada o romper ningún
contrato, ya que nunca hubo cadenas o ataduras, ni posesión y
prescindiendo de tener que dar explicaciones.
Toda
jerarquía conlleva poder, desigualdad e injusticia.
Si
tienes el infortunio de vivir una relación jerárquica en la que
eres una relación secundaria (y prescindible), ya que eres una
relación menos importante e infravalorada o en un grado inferior.
Si supuestamente tu relación está afectando de manera negativa a
otras relaciones más importantes y robándole tiempo que podría
dedicarse en seguir alimentando y manteniendo la relación o las
relaciones posicionadas en la cúspide de la pirámide emocional.
Estás condenada a vivir sometida a los valores, preferencias,
intenciones, necesidades y decisiones de la persona que ha creado y
mantiene estas estructuras las cuales lógicamente conllevan poder
(de decisión, gestión, control, información...), desigualdad entre
las diferentes relaciones ya que unas podrán dormir contigo, vivir
contigo, compartir el espacio, viajar juntas, cogestionar la
economía, hacer cantidad de proyectos de vida comunes... todo
bastante monógamo por cierto y el resto estarán a expensas de
cumplir las necesidades que no pueda, quiera o surja cumplir a la
relación primaria o la complemente y así se siga manteniendo. Sin
libertad, ni igualdad de posibilidades no puede existir la justicia,
por lo tanto, se darán situaciones injustas cada cierto tiempo y si
los roles se mantienen, todo seguirá igual.
Golpe
a golpe allanamos el camino.
Mucho
hay que andar y también tropezarse para lograr tener relaciones
libres, horizontales y poliamorosas. Ya que hay que deconstruir todo
lo impuesto por las relaciones monógamas y en ese camino seguiremos
relacionándonos cómo nos han enseñado y sin disponer de un
referente que nos ayude a cambiar para ir mejorando.
Unas
veces andaremos acompañadas y otras en solitario, unas habrá que
detectar lo que pueda estar condicionando la relación o lo que nos
hace daño. Otras habrá que tomar distancia y darnos tiempo para la
reflexión, el autoconocimiento o acercarnos y compartir todo lo que
queramos. Que dificil es contar los pasos que se dieron por la
libertad, pero cada uno de ellos mereció la pena y nos hizo estar
más cerca de ella.
Aprovecho
para agradecer a las personas que me han acompañado, me acompañan
y/o me acompañarán durante este camino. A las que ya no lo hacen,
pero que aun así forman parte de mí y que dejaron una huella
imborrable. Sólo las que aman mis errores me verán llorar y
compartirán mis sentimientos, las que tuvieron expectativas conmigo
nunca las cumplieron (porque bastante tengo con cumplir con las mías
propias).
Gracias
a vosotras me conozco más y os conozco más. Mientras siga latiendo
mi corazón lo compartiré con vosotras.
republicado de distri maligna
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