“En la tierra como en el Cielo:
Guárdame una de sus noches…
O déjame, por lo menos, permanecer al
pie de su camita
(que no tardaré en hacerme a su
costado)…”, Anestesia
Duermes…
Y me acerco lo suficiente
para que despiertes, y
te digo qué bello dentro y fuera de
mí eres…
Cómo se desborda mi canasto de besos,
de tantos que te he guardado,
y cómo caen hacia el cielo
porque están llenos del helio vital
del aire que te respiro…
Que te quiero dar todos los que me han
quedado. Y mi boca.
Una noche basta para fantasear contigo
en vivo
amasando lo que me ocultan tus prendas,
sólo si me garantizas otra más, para
besar tus manos y acariciarme con ellas
(Para dormir entre los jardines que
brotan de las letras que caen al suelo
cuando Él las borra de sus versos,
bastó una noche)...
Y si el incienso que emana al calor de
nuestras pieles
permanece presente al final de un nuevo
día...
Una noche: ya no lo es más.
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