Me dijiste que eras un espíritu libre, incapaz de atarte a nada ni a nadie.
Que era muy pronto para
establecer ciertas rutinas y que no estabas preparado para asumir
ningún tipo de compromiso.
Que lo importante era el cariño, disfrutar del sexo aquí y ahora, cuando nos apeteciera, sin reglas ni horarios establecidos.
Que las
relaciones abiertas son enriquecedoras y ayudan a mantener la chispa
del principio y a conservar el misterio.Que lo importante era el cariño, disfrutar del sexo aquí y ahora, cuando nos apeteciera, sin reglas ni horarios establecidos.
Sin embargo, cuando viste aquellos condones usados en la papelera de mi dormitorio, enmudeciste de repente. Se te puso la cara roja y te marchaste farfullando entre dientes dando un fuerte portazo.
Pero, ¿en qué quedamos?
¡jajajajaja!
Idiota...
Del libro Sangre en las rodillas, 2012
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