Explorando
las exquisiteces del amor entiendes que sumar y restar no es lo
mismo a menos que lo que restas sean cuadraditos de chocolate y lo
que sumes, caricias en el vientre. El amor es pura geometría de la
pasión, el sexo juega en círculos concéntricos, el futuro es tan
impredecible como el ahora mismo, el margen de error no se fracciona:
las semillas crecen si las riegas en terreno fértil.
Nuestros
cuerpos son como los números, son naturales y nos parecen normales,
pero resultan complejos mientras crece en paralelo; a veces les falta
rítmica y otras les sobra aritmética, hace falta menos cálculo y
dejar de creer que son racionales. Fundirse para multiplicarse es
como dividir el camino que separa las diferencias cotidianas para
derivar en una exponencial infinita que soporte las quebradas. Sumar
personas en la cama es y será divertido, lo más bonito del mundo,
kamasutra puzzle. No hagamos caso de las raíces cuadradas,
aberración de la naturaleza, pues el tejido de la red es infinito,
va por donde quiere absorbiendo nutrientes esenciales: amor, calor,
alimento, comprensión, empatía y así hasta llegar a la música y
un buen cojín que nadie te robe en la noche. El círculo es el mejor
aliado porque los cuadrados no son muy adecuados a menos que se
conviertan en grandes rectángulos y sean la cama ideal para los
tríos más esperados —seguro que caben más— tal y como imagino,
deseo y sueño aunque nunca haya disfrutado sus mieles.
GENIAL
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