Saborearte
de nuevo me sube la temperatura
como
perderme entre tus brazos,
tus
besos y tus ojos
me
enciende como
erupción
volcánica
o
ataque de alergia por todo el cuerpo:
tu
calor arde
en
mis labios hasta los dedos de los pies,
me
marea, me noquea, me desarma.
Para
sacar de dentro este tormento
y que nuestros cuerpos desnudos
se fundan
a la altura de los sueños
me despierto con el sol
y me pego a ti como hiedra;
me meto en una olla hirviendo
y me pierdo en la nieve sin combustible;
duermo en un sarcófago
y aprendo a tocar la gaita;
cambio la perspectiva,
vuelvo al principio;
Hay que aprovechar el impulso
—las cosas hay que hacerlas cuando las sientes—
pero el amor no lo justifica todo:
tu vida es tuya
—y me encanta—
aunque siempre querré un poco más
como un postre de chocolate,
un minuto más,
un beso más,
una vuelta más:
está comprobado
que cada lametón en tu sexo
me dispara la glucosa;
que bien pegaos vinimos a este mundo
y
bien pegaos nos vamos a ir.
Ya
no mires pantallas
—di
todas las groserías, protege esa sonrisa—,
porque
las mejores películas son
las
de verdad:
cada día cambia
el título, el guión y las aventuras
como cambia este amor
para seguir bebiendo de su río
aquí y ahora.
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