by Isa |
Dejemos algo claro: tener pareja no lo
es todo. No dejamos de necesitar a otras personas y experiencias, no nos
hace “seres completos”, no es la única fuente de felicidad… ojo, ni
debería serlo. Tampoco nos quita nuestros complejos ni
es la fuente de sanación divina que nos hace sentirnos bien con nosotras
mismas por siempre jamás. Vamos, ¡que no es como las alubias mágicas de
Bola de Dragón!
“Sin ti no valgo nada” ¡Mentira! ¡Cómo
me indigno con estas letras! ¡Claro que vales! Vales mucho y debes
aprender a verlo. Valórate. No podemos depender de otra persona para
algo tan básico como sentirnos bien con nosotras mismas. Si no lo vemos
así, la frustración tendrá partida doble: por el hecho
en sí de no sentirnos bien y por descubrir que teniendo pareja tampoco
nos sentimos eternamente plenas… De ahí a culpabilizar a nuestra pareja
por sentirnos insatisfechas con nuestra vida hay un hilo muy fino. Esto
también puede suceder en el aspecto sexual: descubre tu cuerpo, aprende
qué es lo que te gusta y comúnicate, exprésale tus deseos, ¡que no es la
pitonisa Lola!
Creer que “no puedo vivir sin ti” nos
puede llevar de manera muy sencilla a crear una relación dependiente, a
pensar que la otra persona tiene que estar en todos y cada uno de los
aspectos de nuestra vida, que todos los movimientos que haga tienen que
pasar por nosotras (y al revés) y que esa persona, al igual que hacemos
nosotras, tiene que estar de manera exclusiva por la vida de una. Párate
a pensarlo… ¡una lapa! ¡Socorro! Tener otras
actividades, relacionarnos con otras personas y hacer cosas sin nuestra
pareja no sólo es muy positivo para crecer nosotras, sino que también
hace crecer a la pareja; tendréis más cosas que compartir, más
experiencias que contaros, más con lo que enriqueceros. De otra manera,
la pareja puede pasar a ser algo realmente opresivo con lo que ninguno
de los dos disfrutáis… ¡Y la vida está para disfrutarla!
Esto no quiere decir que debamos pasar
al otro extremo y no hacerle ni caso a nuestra pareja. Hombre, si la
tenemos es para estar con ella y disfrutar de su compañía, ¿no? Que
tampoco es un tamagochi que si muere por falta de
cuidados lo reiniciamos y listo… Claro que hay que estar por nuestra
pareja. Toda relación, de pareja u otro tipo, necesita alimento y sin él
muere. Ese alimento es el tiempo que compartimos y su calidad. Al igual
que estamos por nosotras, nos preocupamos por nuestros asuntos y por
cómo estamos (porque lo hacéis, ¿verdad? Que no me entere yo de lo
contrario…), también debemos prestarle atención a estos aspectos de
nuestra pareja. Por ella, incluso, podemos realizar algún pequeño sacrificio.
Pero cuidado, hay que valorar de qué se trata, pensar muy bien si
estamos dispuestas a hacerlo y sabed que no debemos sacrificar algo muy
importante para nosotras por otra persona eternamente. Mirad, os pondré
un ejemplo. Tengo una amiga que hace mucho tiempo desea irse a vivir
ella sola un par de meses a otro país y no lo ha hecho por no dejar su
pareja aquí. Es comprensible, pues no sólo se trata de estar lejos de la
pareja y el dolor que conlleva…
Socialmente se piensa que somos las
mujeres las que debemos sacrificarnos. Así que para ella más presión. Yo
creo que debería plantearlo, sentarse con su pareja y hablarlo.¡Que
tampoco se irá veinte años! Como este caso, tantos otros e incluso con
temas menos complicados. Está muy bien cuidar de los demás
y crear vínculos pero lo primero de la lista debemos ser nosotras,
atender a lo que queremos y exponérselo a nuestra pareja desde el
diálogo. Seguro que nos entiende. Bueno, nos entenderá siempre que no se
trate de querer hacer surfing sobre el ala de un avión en marcha jaja.
Ya me entendéis, dentro de la sensatez todo se puede hablar. De hecho un
sistema de relación no dependiente se caracteriza por el fomento de la
expansión individual, la confianza, la comprensión, el apoyo en
proyectos personales…
Un rasgo de las relaciones dependientes es que se suele idealizar
a la otra persona y justificar absolutamente todo lo que hace. Esto es
peligroso porque acabamos justificando conductas que nos dañan. Nuestra
pareja no es perfecta, ¡como nadie lo es! Y si hace algo que no nos
gusta debemos decírselo. Eso sí, también deciros que si no os aporta
gran cosa, si no tenéis ganas de estar con ella… tendréis que
planteároslo por mucho que la queráis. El amor no es suficiente para
mantener una relación a flote.
Hay algo que no nos suelen contar las
canciones de pop… Mucho “eres mi vida entera” y demás mentiras (arghh
que me vuelvo a sulfurar) pero pocas nos rebelan la GRAN verdad: debemos
aprender a ser independientes, a autodescubrirnos y ser auténticas.
Debemos querernos y tenemos que hacer un auténtico trabajo de
autoestima y autorrespeto que nadie más hará por nosotras. Eso sí que es
primordial, y no el tener pareja. Tener pareja puede ser algo muy
bonito. Aquella persona con la que compartes una parte importante de tu
vida, incluída la intimidad, alguien que te ayuda a crecer y te respeta.
Pero ella no te va a completar, no será “tu media naranja” ni será “tu
religión”. Ocupará un lugar importante en tu vida, compartirá momentos
enormes contigo. Pero quien te hará única eres solamente tú.
republicado de proyecto kahlo
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