¿Por qué no contar también a todo el mundo las películas que me monto con tal persona? ¿Por qué sólo contar la vida de la otra persona y juzgarla y hacer que la juzguen las demás?
El problema es “la expectativa”, ese animal complejo que hace vernos en determinada posición o que plantea un panorama deseado que, si al revisar el resultado no se alcanza o no se da como lo esperamos, simplemente desequilibra. Si se deriva de situaciones que definitivamente no se encuentran en nuestras manos, generalmente suceden dos cosas: hacemos comparativos entre lo que pensamos y lo que creemos hubiésemos podido lograr.
El resultado es, habitualmente injusto, porque estamos comparando la actuación de una persona en el mundo real contra lo que pensamos hubiésemos logrado nosotras en un mundo hipotético. Por otra parte, y es aún más injusto, tal vez la otra persona no haya estado consciente de lo que esperábamos exactamente de su actuación, causando seguramente una decepción de parte nuestra hacia una persona que muy probablemente ni siquiera supo lo que esperamos de ella.
En la vida hay tantas variantes que es verdaderamente difícil que algo salga exactamente como se planeó. Son tantas las situaciones que pueden influir y de tantas manera, que cuando comparamos el resultado del esfuerzo con la expectativa, lo más seguro es que sean diferentes
Hay personas que si no consiguen lo que esperaban, lo ven como un fracaso, sin considerar en ocasiones que lo que en un principio era una decepción, probablemente termine siendo lo que más nos pudiese haber convenido.
De hecho, la expectativa es la causa de la frustración y el desconcierto de mucha gente, sin ponerse a pensar que la vida también está hecha de ensayo y error, y que solamente así se adquiere la experiencia para en algún momento lograr el éxito, además de que, analizándolo desde otro punto de vista, incluso “el éxito podría ser vivir la experiencia, independientemente del resultado que se obtenga de un esfuerzo”.
En esta vida no hay garantías. Es una realidad, que cualquier situación, cualquier cosa, nos puede cambiar radicalmente de un día para otro. Por eso no debemos confiarnos en que las cosas son de cierta manera, ni pensar que las situaciones van a prevalecer tal y como se encuentran. Una no sabe cuando este mundo va a volver a girar, y de repente, gira, y con él las posiciones.
Como bien lo dice una canción de Alberto Cortés: “El amor nunca se acaba, sólo cambia de lugar”.
Cualquier cosa que hagas en la vida la gente la criticará, por lo tanto, haz lo que te dé la gana, pero sobretodo vive tu vida, haz tus cosas sin pensar en nadie más que en ti, y recibe todo lo que venga con los brazos abiertos.
El problema es “la expectativa”, ese animal complejo que hace vernos en determinada posición o que plantea un panorama deseado que, si al revisar el resultado no se alcanza o no se da como lo esperamos, simplemente desequilibra. Si se deriva de situaciones que definitivamente no se encuentran en nuestras manos, generalmente suceden dos cosas: hacemos comparativos entre lo que pensamos y lo que creemos hubiésemos podido lograr.
El resultado es, habitualmente injusto, porque estamos comparando la actuación de una persona en el mundo real contra lo que pensamos hubiésemos logrado nosotras en un mundo hipotético. Por otra parte, y es aún más injusto, tal vez la otra persona no haya estado consciente de lo que esperábamos exactamente de su actuación, causando seguramente una decepción de parte nuestra hacia una persona que muy probablemente ni siquiera supo lo que esperamos de ella.
En la vida hay tantas variantes que es verdaderamente difícil que algo salga exactamente como se planeó. Son tantas las situaciones que pueden influir y de tantas manera, que cuando comparamos el resultado del esfuerzo con la expectativa, lo más seguro es que sean diferentes
Hay personas que si no consiguen lo que esperaban, lo ven como un fracaso, sin considerar en ocasiones que lo que en un principio era una decepción, probablemente termine siendo lo que más nos pudiese haber convenido.
De hecho, la expectativa es la causa de la frustración y el desconcierto de mucha gente, sin ponerse a pensar que la vida también está hecha de ensayo y error, y que solamente así se adquiere la experiencia para en algún momento lograr el éxito, además de que, analizándolo desde otro punto de vista, incluso “el éxito podría ser vivir la experiencia, independientemente del resultado que se obtenga de un esfuerzo”.
En esta vida no hay garantías. Es una realidad, que cualquier situación, cualquier cosa, nos puede cambiar radicalmente de un día para otro. Por eso no debemos confiarnos en que las cosas son de cierta manera, ni pensar que las situaciones van a prevalecer tal y como se encuentran. Una no sabe cuando este mundo va a volver a girar, y de repente, gira, y con él las posiciones.
Como bien lo dice una canción de Alberto Cortés: “El amor nunca se acaba, sólo cambia de lugar”.
Cualquier cosa que hagas en la vida la gente la criticará, por lo tanto, haz lo que te dé la gana, pero sobretodo vive tu vida, haz tus cosas sin pensar en nadie más que en ti, y recibe todo lo que venga con los brazos abiertos.
El Contenido me ha parecido muy interesante, el Final tiene trazos de egoísmo...
ResponEliminaVive según tú creas y consideres sin hacer daño a los demás,recibiendo con los brazos abiertos, aquello que crees que te hará feliz