dimecres, 30 de novembre del 2011

Lo contrario del amor libre, H.R.Herzen

Si esperabas resolver esa duda, quizá hoy no sea el día. Las palabras limitan y reducen lo que sentimos cuyo producto hay que multiplicarlo por 7.000 millones de personas (también podríamos añadir a otros seres vivos o inertes) que tenemos nuestra propia concepción de abstracciones como “amor” o “libertad”. Hay tantas formas de amar que parece un analfabetismo agudo reducirlo todo a “amor”, aunque también refleja una extraordinaria capacidad de condensar una infinita y variada cantidad de sensaciones en una sola palabra. La evidente contradicción del amor es su inverosímil coherencia.

Un símil apropiado es el concepto de color. Cuentan que los esquimales pueden distinguir hasta 30 tonalidades del color blanco porque están rodeados de él y las diferencias imperceptibles para otros ojos son significativas en su retina. Pero la cosa se complica aún más porque realmente el mundo es incoloro. El color es una sensación producto de nuestro cerebro a partir de un objeto sobre el que incide la luz: un objeto lo vemos blanco porque refleja todo el espectro visible y lo vemos negro si no refleja nada del espectro visible.


Nosotras le ponemos color al amor. Nosotras lo adjetivamos, lo describimos, lo idealizamos y lo miramos como nos interesa para nuestra conveniencia. Un ojo experto puede llegar a diferenciar nueve millones de matices de colores.

Por esa razón no entiendo cómo hay gente que dice que no cree en el amor libre, que el amor libre es difícil, que su pareja no entendería eso del amor libre... Y a ello le sigue la pregunta obvia: Y si no es amor libre, ¿cómo es? Lo contrario del amor libre vendría a ser el amor esclavo, supeditado, sujeto, sumiso, preso, cautivo, encarcelado. Y claro, es esclavo de la pasión que embarga, sometido a los sentimientos, preso del cariño y la sensualidad. Eso son abstracciones exageradas pues como diría Antonio Machado: «A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración».

¿Preferimos un amor impuesto en el que alguien ajeno nos dicte las normas, los modos, los objetivos, lo correcto e incorrecto? Y es que el amor libre se confunde básicamente con tener relaciones sexuales consentidas con personas diversas. Y el amor libre es mucho más que eso y ni siquiera puede que tenga que ver con sexo o relaciones afectivas. Cada cual debería decidir qué entiende por amor libre y atreverse a experimentar con autonomía cómo quiere que sea su amor sin juzgar si otras personas conciben esa huracán de sensaciones de maneras diferentes y hasta opuestas. El amor libre es elegir cómo, cuándo y dónde amar, es autonomía voluntad, albedrío, autodeterminación que además puede cambiar de un día para otro sin que nadie se tenga que sentir lastimado por ello. El amor libre no tiene nada que ver con parejas o similares sino de una manera especial y particular de vivir esa sencilla y torpe sensación que nos atrapa a la vida.

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