Obviamente se trata de que no te dejes, H.R.Herzen

Quienes viajamos en bicicleta sabemos que tras una larga subida viene otra bajada más o menos igual de larga. Y hay que disfrutarla y recoger energías porque luego vuelve otra subida. Claro, también puedes ir por el camino fácil, recto, monótono y aburrido. Aunque por ahí también hay subidas de vez en cuando, pero son rectas y eternas y no hay curvas. Tampoco hay árboles ni fuentes; sólo hay asfalto, coches, camiones, gasolineras feas... y las bajadas ni siquiera son interesantes y emocionantes, sólo son descansos que alivian la rutina del pedaleo.
Las subidas fuertes suelen ser al lado de ríos, naturaleza, gente amable, casas espectaculares, animales, colores y cuando encuentras agua o comida es algo espectacular: ¡¡¡una fiesta!!!

Ya te puedes imaginar el camino que elijo cuando voy en bici; y siempre intento tener un dulce que me alegre el esfuerzo y sonreir a las personas con las que me cruzo pues son una bendición que pueden deparar muchas sorpresas. Suelo aceptar con gratitud todo lo que me ofrecen y me despido sin dolor para recordarlas más tarde y reirme de lo vivido en su ausencia.

La vida en general suele ser una mierda, pero prefiero mirarla de cualquier otro color, aunque sea por ratos, para no colgarme de un árbol. Hay que aprender a darle la vuelta y sobrevivirla y por ello no podemos esperar otra cosa que esa vida misma te quiera cortar las alas. De hecho gran parte de las cosas que la rodean y de las personas que la habitan van a intentarlo o sugerirlo. Obviamente se trata de que no te dejes y a veces tenemos que volar miles de kilómetros para que esos corta-alas y agarra-cuellos no nos atrapen. Si aceptas una recomendación, es mejor dejarlo todo que amarrarse sin remedio; has de saber botar por la borda los privilegios.