divendres, 27 de gener del 2012
Andre Breton: El amor loco, Fernando Buen Abad Domínguez
No he conocido a ningún hombre que tuviera mayor capacidad de amor, mayor poder de amar la grandeza de la vida, y no se entenderían sus odios si no fuera porque con ellos protegía la cualidad misma de su amor por la vida, por lo maravilloso de la vida. Breton amaba igual que late un corazón. Era el amante del amor en un mundo que cree en la prostitución. Ese es su signo.
Marcel Duchamp
(…) je n"ai pas connu d"homme qui ait une plus grande capacité d"amour. Un plus grand pouvoir d"aimer la grandeur de la vie et l"on ne comprend rien à ses haines, si l"on ne sait pas qu"il s"agissait pour lui de protéger la qualité même de son amour de la vie, du merveilleux de la vie. Breton aimait comme un cœur bat. Il était l"amant de l"amour dans un monde qui croit à la prostitution. C"est là son signe 1.» M.D.
¿Hay lugar para el Amor Loco2 en el Socialismo? ¿Al cambiar la sociedad, cambiará (mejorará) también la forma y el contenido del amar? ¿Y, a esas horas, cuando las emociones anuncien tumultos de novedades qué Amor Loco renovado habremos de aprender a reconocer en nuestras pulsiones revolucionarias? A la Revolución Socialista le es indispensable la palabra “Amor”, su praxis, porque constituye una de las fuerzas más poderosas para ayudar reconciliar a la humanidad consigo misma. He aquí una de las contribuciones más provocativas e indispensables de André Breton a la lucha revolucionaria mundial: El problema del Amor. Cursis abstenerse. “Esta ciega aspiración a lo mejor bastaría para justificar el amor tal como yo lo concibo, el amor absoluto, como único principio de selección física y moral, que puede responder de la no vanidad del testimonio y de los pasos humanos”.
Este “amor” razonado aquí, con el Surrealismo por brújula, es un precipitado de pasiones, concreto y “maravilloso”, (sólo lo maravilloso es bello) cuya dialéctica enigmática de carne y espíritu ofrece poderes exquisitos para transformar al mundo. ¿Alguien lo ha olvidado? Si se aceptara, provisionalmente, una “definición” de “amor” (y para qué sirve definir eso, piensan algunos) hay que recurrir las fuentes esenciales de la vida con su magia, sentidos, unión, elección, sorpresa, desarrollo, juego, pérdida de controles, inquietudes, locuras, derroches, provocaciones, explosiones… dolores. Y lucha de clases. ¿Alguien lo olvidó?
Hay en este “Amor” de Breton también una tensión dialéctica, de duración desigual y combinada, entre una “racionalidad” no necesariamente formal y el vertedero mayor del Deseo. Ese que es un enigma magnífico no incognoscible. Ese que es conmoción en el inconsciente y que se hace conciente a fuerza de necesidades no poco placenteras e inexpugnables a las que, dicho sea de paso, debemos nuestra existencia en medidas mayores. Ese Amor Loco que es tensión emocional entre lo posible y lo real como irracionalidad dinámica del deseo con sus revueltas y revoluciones.
No hay Amor que no sea producción humana histórica y concreta con identidad irracional y de clase que devuelve a la realidad lecciones de historia verdaderamente reales al servicio del poder emocional de los seres humanos. Y eso, a veces, nos hace frágiles… vulnerables, y no pocos han aprendido a hacer negocio con eso. Breton vio claramente, no únicamente, esa relación doble entre fortaleza y debilidad que el amor prodiga. Eso que (despojado del idealismo platónico), es un “drama” y es poesía que puede ser fuente de solidaridades humanas únicas.
Hay una cierta omnipotencia relativa en el amor que el Surrealismo identificó como bandera para orientar a una civilización que, incluso por desamor, naufraga y que al mismo tiempo tiene en el Amor Loco claves auxiliares para su emancipación definitiva. Esa contradicción se expresa en el espectro emocional de la Revolución que contiene al Amor Loco como arma pasional de orden socialista. En tal sentido el amor es un poder agresivo, tiene poder transformador… saca de los seres humanos lo mejor de sí, su imaginación y deseo, que se conjugan para transformar al mundo con una fuerza dialéctica cuya eficacia proviene de su potencia creadora y del pleno ejercicio de diálogo enigmático entre amorosos en el pensamiento revolucionario: el amor en persona. “… porque el espíritu se las ingenia para convertir el objeto del amor en un ser único, cuando en muchos casos las condiciones sociales de vida enjuician implacablemente tal ilusión” Andre Breton
Bretón supo que Amar implica, a sabiendas o no, entender el sentido de la vida y a su historicidad. Comprender otras formas concretas de conciencia hacia otras formas de relación social y otros medios y modos de acción. Amar implica reconocer erupciones emocionales desconcertantes que son creaciones del deseo con que nos sorprende la vida y su poder innovador de movimientos de liberación profunda totalizante. En escala personal, de pareja y de comunidad.
Breton entendió que el Amor Loco es un precio que se paga por instruir proceso a la naturaleza de los sentidos, proceso Surrealista, que encuentra en el Deseo su plena luz de sinrazón objetiva ante la Historia del mundo y de las emociones todas. Amar es aceptar una cierta mirada que nace de lo increíble, no sin incertidumbres, para poner en efervescencia todos los jugos del cuerpo sin que se agoten en él mismo. Amar es una impaciencia del vértigo cuyas tempestades y conmociones sensibles transforma nuestras maneras avejentadas de ver y de ser. Tal como ocurre en los periodos pre-revolucionarios o revolucionarios plenos.
Amar, si es absolutamente genuino, implica por eso el movimiento profundo de una fermentación emocional candente que trae respuestas y preguntas bajo una sensibilidad que, esencialmente, ha engendrado su hermandad natural con la Revolución Socialista. Nadie que de verdad ame puede no desear que los demás vivan esa experiencia y eso significa amor de todos entre todos. Que no conocemos en las sociedades divididas en clases. Bretón entendió que la Revolución Socialista y el Amor Loco mantienen una alianza implacable de actualidades, actualizaciones mutuas, por la dialéctica misma de la historia y aún sobre los escombros históricos sucesivos de la dialéctica política y del Capitalismo agonizante.
El Amor Loco, con frecuencia sospechosa, ha sido reducido, perversamente, al imperio del olvido. La vulgarización se ha tomado la tarea de ridiculizar cualquier espacio donde el Amor ejerza sus influjos rebeldes y se le ha robado progresivamente su lugar como contribución, no única, al conjunto de las luchas fascinantes que la humanidad sostiene como signo de un relato que no admite repliegue. El Amor Loco es una objetividad nueva, una objetivación dialéctica de las luchas contra la derrota, la huída… se ha convertido en ley sensible capaz de modificar y predisponer las mejores expresiones humanas para ofrendarlas bajo los más estaños e inesperados precedentes afectivos. No existe territorio sensible que no se someta al reino del Amor Loco, no importa qué ilusión de libertad, o que irrisorio o extenuante resulte, el Amor Loco es una síntesis de tonalidades emocionales para luchar contra la liquidación del imaginario revolucionario. Ese es su fin práctico mejor y uno de nuestros saltos cualitativos predilectos, aunque el Capitalismo haga todo para tenerlo secuestrado y escondido bajo su lógica mercantil.
El único Amor sincero bajo el Capitalismo es el Amor Loco que en su programa incluye terminar con el Capitalismo. La práctica mercantil del amor, tal como se lo conoce bajo el Capitalismo, con todas sus variables y vicios incluso matrimoniales, tiende a obstruir el poder revolucionario del Amor. Niega su dialéctica y remata en circunvalación de calenturas que, a sí mismas, se propinan la muerte, sepultan el Deseo reduciéndolo a la oferta y la demanda. Degeneran todo principio de solidaridad humana, sea cual sea. Ni las mafias confían en ellas mismas. El Capitalismo es un cáncer del Amor, su negación, porque pone al uso el uso mismo del otro como bacinilla emocional… como paja funcional “de cuerpo presente”. El amor bajo el Capitalismo es un invasor alienante, una especie de vergüenza. El amor bajo el Capitalismo es un circo ególatra de turbulencias masturbatorias e inestabilidades afectivas; se hace pasar al Amor, que es la respiración misma del espíritu, por pajerismo de ocasión donde nada merece confianza, solidaridad, durabilidad, planeación… es, esa, una de las consecuencias de la cojedera “progre” que hace pasar por “libertad sexual” el encamamiento promiscuo, genitalizado y decadente, con que se enorgullece cierta pequeña burguesía de orgasmo fordista. Cojer mucho para vaciarse rápido…en todos los sentidos. Culto a lo efímero, culto a lo ambiguo, nada de compromiso, “palo y a la bolsa”, “si te vi no te conozco”... a menos que implique conseguir dinero, negocio. Claro. Miseria del amor burgués.
El Capitalismo es una fuente inagotable de desamor, odios y miedos. Sociedades en miseria, desgarradas, donde amarse duele, cuesta y confunde. Sociedades patíbulo de las mejores emociones amorosas, sociedades de prohibición, hipocresía y explotación… los afectos que se admiten son los afectos de la mercancía, los afectos por las mercancías. El postulado fundamental de la sociedad capitalista asocia la explotación con la alienación y eso con la narcotización de los sentimientos… el Capitalismo no admite el amor como fuerza revolucionaria y emancipadora sino como elixir para embrutecerse sabroso.
Pero una de las consecuencias más dolorosas de una sociedad quebrada en su fortaleza amorosa es que muchas de sus emociones se convierten en mercancías también. Es la negación de su fuerza amorosa, la separación y extrañamiento de una fuerza que siendo propia parece de otros. En tanto la humanidad sea sometida al desamor, tan descarnadamente como lo hace el Capitalismo se podrá ver cómo efectivamente, se encuentra negada no solamente la libertad del espíritu, el fulgor de los afectos solidarios, sino también toda otra forma de libertad.
Para hacer más dolorosa la alienación el Capitalismo quiebra toda fuerza emocional que no sea amor por el dinero… amor por el trabajo para que otros ganen mucho dinero. Para ser claros. Descomposición del cuerpo emocional bajo una lucha de clases que entraña la conciencia de que no debe haber afectos entre la clase proletaria porque puede ser peligroso... el más mínimo afecto amenaza con volverse fuerza solidaria y de ahí al amor por una humanidad emancipada hay saltos rápidos. ¿Qué es la alienación? es, concretamente el hecho de que los productos del trabajo han sido arrancados a los trabajadores, eso crea la desfiguración del trabajo, convertido en actividad ajena o extraña, el trabajo y su producto no se reconocen como uno y el mismo proceso, el trabajador oprimido termina además del robo de su trabajo cercenado de toda independencia política en las relaciones sociales, entre trabajadores, que han sido victimas de la degeneración de la conciencia en un sistema inclemente de embrutecimiento y represión. Desamor puro.
Salvadas las excepciones, la vida amorosa de una sociedad alienada es una miseria de afectos mezquinos y cariños tasajeados. Constituye una negación del Amor Loco. Es en este sentido que Marx habla de deshumanización, “En tanto que el hombre no sea reconocido como tal y, en consecuencia, no haya organizado el mundo humanamente, su naturaleza social no se manifestará sino bajo la forma de alienación, siendo su sujeto, el hombre, un ser extraño a sí mismo”3 . Para Bretón el Amor Loco es siempre un triunfo humano que debería, inclusive esgrimirse como una categoría del “materialismo dialéctico”, como condición primera y necesaria del fortalecimiento y des-alienación del espíritu. El Amor Loco es entonces un logro humano que se objetiva en su expresión más grande que es la Revolución Social y amarse locamente no adquiere sentido más que a la luz de su finalidad que es reproducir al Amor en todas sus escalas mejores. Es totalmente cierto que el Amor Loco es una fuerza indisoluble de la historia, de la sociedad y la lucha de clases. Una fuerza productora de emociones fundamentales para la Revolución toda.
Sólo una revolución social íntegra proporcionará a la humanidad los medios para emancipar sus fortalezas amatorias y organizar humanamente a la sociedad, entonces pasará a ser sujeto amante con voluntad y fuerza emocional para vencer la explotación. El Amor Loco, amor nuevo será esencia humana hasta tal punto que inclusive los adversarios sentirán la necesidad de imitarla y enriquecerla… no es una utopía, no será reconciliación de clase, será el triunfo dialéctico de una fuerza todavía desconocida en sus mejores expresiones. "De cualquier manera que se conciba la relación entre el desarrollo social y la liberación del individuo, todo revolucionario debería esforzarse por realizar, al menos en su propia conciencia, la síntesis entre su deseo de liberación social y su deseo de liberación espiritual” Las razones que llevan al Amor Loco a producir insurrecciones contra la explotación no pueden ser separadas de la indignación que produce en él el espectáculo de degradación, miseria y barbarie que ha creado el Capitalismo… por eso el revolucionario conciente no debe dividir al Deseo en su sentido más amplio, pretendiendo con ellos entenderlo, sino integrarlo en una praxis del Amor Loco, complejo y amplio, con dignidad alta, si realmente se quiere llegar al fondo del proceso revolucionario y terminar con toda alienación y toda miseria.
El Capitalismo se dedica a eclipsar al amor, a degenerarlo, a fetichizarlo y amenazarlo con miseria física y social, intolerancia religiosa, ideas convencionales y finalidades funcionalistas para reproducir y cuidar hijos, propiedad privada y relaciones utilitarias, egoístas y mercantiles. Bajo el Capitalismo, la fuerza brutal de las normas, los dogmas logran alienar al amor con miseria humana física, social o espiritual. El amor termina siendo una ilusión más, un inalcanzable, un territorio de telenovelas y películas, un algo irrealizable y ridículo en manos de los pobres.
La sensación precisa que cada persona imprime al Amor Loco ayuda a los cuerpos enamorados al anudarse. Nada hay en eso de fugaz porque radica en un sueño largo que la especie humana cultiva obsesivamente como un recuerdo del futuro invisible para quien no sabe ir, o no quiere ir a esa búsqueda. Una especie de canto del inconsciente se presiente, es un entendimiento adelantado y asombroso de pasiones amorosas renovadoras de todas las energías vitales, bajo una forma de lucidez amorosa. El amor sabe descifrar los signos del cuerpo y no puede operar sin los sentidos. Sensaciones profundas con ideas profundas. No existe en ese plano la separación entre lo racional y lo sensorial. Se trata de una razón superada enriquecida más sensible, atenta a las sinrazones al caer bajo los poderes absolutos del amor bajo una tormenta que trastorna el ojo del ciclón y la vida se vuelve “convulsiva”, fascina, encarnación de la belleza absoluta. Una revelación.
El Amor Loco arrolla los sentidos, se embriaga con ellos una razón que no existe en la lógica burguesa. El Amor Loco ha de convertirse en fundamento de la especie humana que luchará para fundarse cada día, a cada momento, libre de la degeneración burguesa. El Amor Loco tiene carácter biológico cada vez más profundo en la filosofía, la poesía… es una re-afirmación de la vida bajo una afirmación dinámica de los sentidos. Es un ímpetu revolucionario que emerge de entre los gestos de quienes se aman, que son ellos mismos, esos filtros mágicos del azar en un abrir y cerrar de ojos. El Amor Loco es siempre una inauguración. Pasea al interior del ser amado para exaltarse porque hace del otro un eje de toda acción. Chispazo creador que nos confiere la conjunción del fuego bajo el agua. “En nada me he esforzado tanto como en mostrar qué precauciones y que ardides el deseo , ala búsqueda de su objeto, arbitra para navegar en las aguas pre-conscientes y, una vez descubierto dicho objeto, de qué medios, pasmosos hasta nueva orden, dispone para darlo a conocer mediante la conciencia” Andre Breton
La humanidad será dueña de sí el día en que también el Amor Loco ayude a comunicar anticipadamente sus actos Revolucionarios. Ese día existe. Todo Amor Loco comporta conjuntos de hechos torbellino que remontan lo desgarrado porque su interrogación vale la pena… tarde o temprano. Con el Amor Loco los principios lógicos saldrán al encuentro de una humanidad dueña también de sus poderes de azar objetivo que mutarán en Amor renovado con letras fosforescentes… las letras del deseo des-alienado.
No habrá Amor Loco a la ligera, sólo es preciso saber orientarse con un programa Socialista, para que construir entre todos una manera nueva de Amor como conquista revolucionaria del Deseo. ¿Cómo no anhelar que surja voluntariamente la revolución con todos nuestros amores más prodigiosos? El Amor Loco romperá toda desemejanza que existe entre el objeto deseado y el hallazgo. Al Amor Loco le es dado reconocer el precipitado maravilloso del placer para que se haga social y poderoso a la hora de transformar el mundo, devolvérnoslo sin la opacidad de lo alienante y descubrir en él poderes proporcionales a las necesidades más urgentes del espíritu. El Amor Loco, con la magnificencia de la vida, rehará su significación en todas las facetas exteriores e interiores de los seres humanos, de la manera más categórica y constante, tanto estética como moralmente; revolucionará la belleza humana y la creación, la acción espontánea, en la medida misma en que será su expresión predilecta. El Amor Loco abrirá las ventanas a lo maravilloso desconocido. El Amor Loco no servirá a otra cosa que no sea reanimar las llamas de la hoguera revolucionaria, único amor, individual y colectivo, de un ser social que de sí y sobre sí impulsa al Amor con él y hacia él dialécticamente. Lo quiso Breton así, para su hija también: “Deseo que seas amada locamente”4. Deseemos eso también para la humanidad toda, esta vez socialista.
1 Entretien avec André Parinaud, Arts, 5 octobre - 11 octobre 1966.
2 El Amor Loco: L´Amour Fou, André Breton, Librairie Gallimard, Paris Francia. 1937. Editorial Joaquín Mortiz , Primera edicón en Español 1967 México. Es una de las obras fundamentales del surrealismo.
3 http://www.articulos-boletinto.blogspot.com/
4 Breton, André, El amor loco, Joaquín Mortiz, México, 1967.
Publicado en el (a)nticristo distro
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