Releyéndome en la distancia,
cogería el primer velero
que me llevara hasta tu espalda;
el viento jugará a mi favor,
pues todas las veletas le ayudan,
y las estrellas le guían.
Releyéndote desde mi isla imaginaria
llena de fantasmas
creo que tengo insomnio
cuando no duermo contigo.
Amo la libertad y el placer,
por eso te encuentro en mis sueños;
gracias por ser como eres,
siempre a contracorriente;
gracias por tu calor,
intentaré mantener el fuego prendido.
Tengo la música
para tu emisora favorita;
me gustan los retos
y soy muy paciente,
pero las ganas me pueden
y siembro puerros, apio y coliflores
—y adorno tu balcón—
para que el sol de invierno
alumbre los frutos.
Ya sabes que te seguiré amando
de la manera más bonita que sepa
y que mis manos se erizan
pensando tu próxima presencia.
Me sobran las razones,
los deseos y las sonrisas.
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