dilluns, 14 de gener del 2013

Sed de piel ¿Feminizar el futuro?, Reseña de Marta Villar Salgueiro

Liebespaar, Kolo Moser


Del libro 'Sed de piel ¿Feminizar el futuro?', Manuel Lucas Matheu

Nacer, crecer, reproducirse y morir.
Con estas palabras, año tras año en la escuela, empezaban las clases de ciencias naturales donde nos explicaban, desde un punto de vista altamente esquematizado, en qué consiste el hecho sexual de los seres vivos y, en especial, de nosotros, los seres humanos. Desde pequeñita ya se me quedaba un sabor amargo en la boca al oír estas palabras y pensar que sólo para eso, estábamos aquí. Nadie nos explicó que también estábamos para gozar de placer y otras muchas cosas más.
Sed de piel es un libro fascinante que amplía estas cuatro palabras a 313 páginas llenas de sorpresas, curiosidades, conocimientos y experiencias. Dada nuestra educación, en la que muchos de nosotros apenas hemos leído en el transcurso de nuestra vida, leer este libro en ocasiones resulta denso y entran ganas de abandonar la lectura. Sin embargo, hay algo que te hace seguir. Tal vez sea la pobreza de conocimientos que impulsa a calmar nuestra ignorancia. Asimismo es un libro que invita a reflexionar, así que reflexionemos con él.

En los primeros capítulos de Sed de piel se hace una revisión filogenética de cómo a través de miles de años hemos llegado a ser lo que somos: el ser humano. La reproducción antes asexuada en la que a través de la división uno dabados, cambia a una fórmula reproductiva sexuada en la que la fusión de dos da lugar a otro distinto, en la que se mezclan características de uno y de otro apareciendo así un nuevo ser diferente. Para ello es necesario que los gametos estén dispuestos espacialmente de manera próxima y en un medio líquido. Con ello aparece la anisogamia en la que los gámetos se diferencian morfológico y estructuralmente apareciendo los óvulos y los espermatozoides. Los óvulos son de mayor tamaño y llevan en su interior la reserva de nutrientes mientras que los espermatozoides son pequeños, móviles, se producen en gran cantidad y son los responsables de buscar a los óvulos. Por tanto, con la aparición de los gámetos diferenciados se solventan los problemas de derroche de gametos y la dificultad de desplazamiento. Con la fabricación de diferentes gametos aparece también una diferenciación gonadal donde unos órganos especializados producirán óvulos en las hembras y espermatozoides en los machos. Así pues, aparecen cromosomas especializados en determinar el sexo para que no sea el medio ambiente el que se encargue de esta función pudiendo asegurar la permanencia de los dos sexos. 

Para resolver el derroche de gametos y no dejar al azar el encuentro entre éstos, aparecen las relaciones sexuales y la posterior fecundación interna para también evitar la pérdida o depredación de los huevos fecundados. Para que los gametos se puedan encontrar es necesaria la búsqueda y el acercamiento de los machos y de las hembras apareciendo así periodos procreativos, diferencias fenotípicas a nivel sexual y un sistema de comunicación sexual como es el cortejo. Con la invasión de la tierra se hizo necesaria la fecundación interna que resuelve el problema de procrear en ambientes hostiles o variables creando un medio ambiente adecuado para el desarrollo de los gametos fecundados. En el caso de la especie humana, con la aparición de la bipedestación se reestructuró la pelvis con la consecuencia de que las crías empezaron a nacer de forma más prematura y de esta manera se alargó el periodo de cría surgiendo así el apego, vínculo afectivo entre la cría y el principal cuidador. 

Para sobrevivir uno mismo y los de su especie es necesario el instinto de conservación individual y de la especie. Es increíble cómo en muchas ocasiones éste último se antepone al instinto de conservación individual como sucede con los ratones marsupiales que se autoeliminan en beneficio de las hembras y de su descendencia. Dentro del instinto de conservación individual, para sobrevivir es necesario la obtención de nutrientes y la superación de obstáculos y peligros que presenta el medio como puede ser la competencia con otras especies, así que son necesarios los mecanismos de cooperación y agresión para que esto se lleve a cabo. Para que se produzca la cooperación es preciso el reconocimiento y el acercamiento de los individuos interesados, por tanto, es inevitable que existan señales y códigos que lo hagan posible. Estas señales también son importantes a la hora de establecer la comunicación sexual, mientras que en ciertas especies animales los machos utilizan colores luminosos para atraer a las hembras, nosotros los humanos hacemos uso de maquillaje, perfumes y un largo etc para facilitar esta comunicación. 

El gran problema de las relaciones con acoplamiento es la necesidad de acercamiento. Hasta ahí bien. Sin embargo, el obstáculo de este acercamiento es la agresividad existente en mayor o menor medida en las diferentes especies para defender su entorno y para la consecución de nutrientes. Como ejemplos tenemos lo que sucede en el caso antes mencionado, donde los machos son autoeliminados, o con las mantis religiosas donde el macho es devorado por la hembra para servir de alimento a ésta en su función procreativa. 

Como consecuencia de esta agresividad aparecen, a través de la escala evolutiva, mecanismos por parte de los machos para supeditar el instinto de conservación individual frente al de la especie. De esta manera los regalos nupciales se utilizan para eludir el afán depredador de la hembra o bien para la seducción y conquista de ésta, dependiendo de la agresividad de cada especie y la capacidad de selección sexual. Cuando las jerarquías no están predeterminadas, la selección sexual se impone como forma de mejorar las combinaciones genéticas de las futuras generaciones. Las hembras serán más accesibles cuanto mejores regalos reciban o mayor habilidad tengan los machos para el acercamiento. Se imponen pues, dos maneras de competición sexual: la disputa directa por la hembra, donde sólo los más hábiles y fuertes tendrán descendencia; y, por otro lado, la elección por parte de la hembra del macho mejor dotado. En este punto tengo objeciones con el autor. En el segundo tipo de competición sexual, según mi lectura, la hembra tiene un papel pasivo donde será el macho mejor dotado el que se relacione sexualmente con la hembra, pero en ningún momento he visto signos de la capacidad de elección por parte de la hembra porque si fuera así ésta también podría elegir al macho que no estuviera mejor dotado. Centrándonos en las relaciones sexuales de los humanos éstas tienen características definitorias si las comparamos con las demás especies animales. En primer lugar, la intimidad se hace necesaria para llevar a cabo el acto sexual. Como se dijo en clase, esto será así para poder tener los cinco sentidos puestos en la actividad, sin embargo, tal vez también tenga algo que ver en esto el pudor. Además, el hecho de estar solos evitaría en un pasado muy pasado que otros machos se autoinvitaran al convite. No obstante, la característica más importante de hecho sexual humano es la inexistencia de un periodo de celo visible. De esta manera, la respuesta sexual de la hembra fue igualándose a la del macho protagonizando así la revolución sexual igualitaria. Así pues, el hecho sexual humano transciende lo meramente procreativo al no saber cuándo la hembra está en periodo de celo. 

Aparte de lo expuesto más arriba, donde la adopción de una posición bípeda permitió la reestructuración de la columna vertebral y de la pelvis dando lugar al nacimiento prematuro de las crías, la necesidad de instrumentalización dadas las dificultades para hallar alimento proporcionó el desarrollo del córtex. Además, al ampliar el tiempo de contacto de las crías con la madre hizo que las posibilidades de aprendizaje y de transmisión de conocimientos aumentaran facilitando así el perfeccionamiento de la capacidad comunicativa verbal y no verbal. Algunos autores teorizan que fue el contacto físico entre las madres y las crías y la posterior necesidad de sensaciones táctiles lo que hizo que disminuyera el vello corporal permitiendo a la piel mayor sensibilidad. Yo añadiría que también fue decisivo para la pérdida de éste el uso de abrigo ya que cada vez se hizo más superflua la necesidad de que el cuerpo se dotara a sí mismo de protección contra el frío dado que se solucionaba con aspectos del medio. Aunque el apego permita a los nuevos seres vivos una protección y seguridad por parte de la madre (en la mayoría de ocasiones) tiene ciertas limitaciones. La más significativa es que como básicamente se establece esta relación con una única persona aparecen sentimientos de dependencia y posesión hacia esta figura que más tarde se convertirán en celos cuando la figura de apego se comparta. 

Así el niño/a se dotará de ciertos mecanismos cuando vea limitada su necesidad de descarga de la energía libidinal. Cuando el niño/a no consigue atraer a su figura de apego a través de la sonrisa ésta se acaba convirtiendo en llanto asociando así su sed de piel con el dolor y el displacer posibilitando en un futuro consecuencias nefastas a la hora de relacionarse con iguales ya que habrá aprendido a establecer relaciones impuestas. Para que esto no sucediera, sería ideal que se dispusiera de varias figuras de apego. Aunque en el libro se muestran las conductas y posibles problemas del niño, creo importante atender a la concepción generalizada que los padres tienen de sus hijos. Muchos de nosotros creemos que nuestros hijos son posesión nuestra, una extensión de nosotros mismos y nos gustaría que ellos consiguieran lo que nosotros no pudimos conseguir en su momento. No entendemos al hijo como un individuo más, con sus propias necesidades e intereses por eso creo necesario considerar que aparte del aumento de las figuras de apego sería interesante que los padres tomaran conciencia de esto para que ellos mismos pudieran desvincularse de este sentimiento de posesión y facilitar de esta manera la vinculación del hijo respecto a otras personas. 

Sorprenden también en el libro las diferentes teorías que aparecen sobre la energía libidinal. Según Freud, todos cuando nacemos somos perversos polimorfos. Esta energía libidinal es canalizada por la moral sexual cultural como por ejemplo, el matrimonio heterosexual. Aun así, siempre hay energía sobrante que al ser reprimida por la cultura da lugar a la neurosis. Para él, las perversiones aparecen cuando uno se sale del canal de la moral sexual de su cultura. Así pues, o somos perversos o neuróticos. Según Reich, la sublimación de la energía sobrante es un fraude a la naturaleza, cree que hay que revelarse y considera que la verdadera revolución se consigue a través del orgasmo. Marcuse acuña el término de plusrepresión que consiste en la represión sobrante de la energía libidinal causante de la neurosis. Según él hay que desgenitalizar la sexualidad. 

En estas teorías se pone de manifiesto el gran poder de la cultura en el moldeamiento de nuestros comportamientos. La cultura además, es un atributo distintivo de la humanidad. Como hemos visto, la sexualidad humana transciende lo meramente procreador y ante el miedo de que nos pueda hacer olvidar las principales tareas de todo ser vivo (comprar, trabajar y vuelta a comprar), las sociedades se han dotado de morales sexuales restrictivas para que esto no llegue a suceder. Así estas morales sexuales tendrán unas características u otras en función de las circunstancias ecológicas, político-económicas, demográficas… 

El estudio realizado por el autor consiste en el análisis de 66 culturas en el que se comparan culturas no aisladas por el ecosistema y culturas aisladas por el ecosistema donde, a grandes rasgos, se intenta ver si hay algún tipo de relación entre este factor, la permisividad o represión sexual junto con la importancia del papel de la mujer y cómo afecta todo esto a la agresividad de una cultura. A modo de conclusión, las culturas aisladas por el ecosistema donde la mujer adquiere un papel importante en las decisiones y donde las relaciones sexuales infantiles, prematrimoniales y extramatrimoniales no son penalizadas, reflejan una cultura poco agresiva. De la misma manera,en las culturas no aisladas por el ecosistema donde la sexualidad está altamente reprimida y el papel de la mujer es secundario, por no decir inexistente, el grado de agresividad suele ser alto.No por no comentarlas dejan de llamar la atención las peculiaridades de las diferentes culturas. Durante mi lectura me arrepentí en muchas ocasiones de haber nacido en una cultura como la nuestra donde lo que prima es la genitalización y las relaciones monogámicas. Me hace gracia que hasta el mismo Word se asusta de palabras como genitalización. Durante mi lectura me eché de menos información sobre el uso de métodos anticonceptivos en las culturas liberadas sexualmente, el conocimiento de ETS, entre otras cosas.

A continuación paso a comentar dos hechos que me vinieron a la cabeza al leer la parte de las tribus. Hace unos meses un amigo se fue a pasar unas semanas a la isla de Guam, no tenía ni idea de lo que había en esa isla así que buscó por Internet peculiaridades de allí. No salía de su asombro cuando descubrió que en Guam existe, o existía, la figura de desvirgador. El otro hecho es que recordé que hacía algún tiempo había visto una película sobre la tribu samburu, en algún lugar de Kenia. El film se titula “La masai blanca” y relata la historia de amor entre un hombre de la tribu y una mujer europea. Al principio de la relación aparecen pequeños obstáculos que poco a poco son solventados como es en el momento de mantener relaciones sexuales. Él está acostumbrado al coito por detrás sin contemplar para nada las caricias, los besos y qué pensar del goce de ella. Poco a poco ella le enseña su manera de relacionarse sexualmente y parece que a él le gusta. Pero los problemas y las diferentes opiniones de cada uno van haciendo estragos en su relación de pareja. Él no entiende por qué ella al  hablar con otros hombres les sonríe. Ella no entiende la ablación y tampoco entiende por qué las mujeres que tienen dificultades al dar a luz son unas “embrujadas” a las que no se les puede ayudar hasta el punto de que si tienen que morir ella y el niño, morirán. De nuevo vuelto a remarcar la importancia del papel que juega la cultura en nuestras vidas. 

Casi al final del libro entristece leer las artimañas que utiliza la sociedad de consumo en la que estamos sumidos para sacar provecho de todo, hasta del placer y de la anticoncepción. Pero creo que más triste es aun ver que nosotros nos dejamos, que somos partícipes de ello, que nos creemos lo que nos cuenta y actuamos en consecuencia. Me dolió leer la frase de la página 286 donde se afirma que los cirujanos estéticos tienen mucho más éxito que los sexólogos. Muchas cosas deberían cambiar o, mejor dicho, tienen que cambiar para que las relaciones humanas fueran sinceras con su propio nombre, humanas y no interesadas y superfluas.

El libro termina de manera esperanzadora, aportando posibles soluciones para solventar muchos de los problemas que provoca vivir en una cultura monogámica, posesiva, genitalizada y celotípica donde la mujer tiene un papel secundario. Me cuesta creer que la cosa pueda cambiar. A veces nos dan miedo los cambios y yo creo que es por si nos gustan. No queda bien para la imagen de uno mismo, ni de cara a los demás, cambiar de un día para otro de opiniones. Nos tenemos que mostrar firmes y aunque no nos hagan sentir bien ciertos esquemas mentales parece que tenemos que defenderlos por decreto. 

Sed de pieles un libro que debería leer mucha gente, pero no creo que muchos de ellos acepten ciertas cosas. Yo, por lo pronto, intentaré cambiar mi pequeño mundo. 

La felicidad es la mejor venganza

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

¿Qué te ha parecido este texto? ¿Algún comentario?