Con el uso tan indiscriminado que se hace hoy en día del nombre amor,
no es sorpresa que llegue a tener tan mala fama. Pero no hay forma de
que amar, en el verdadero significado de la palabra, resulte negativo o
doloroso. Podríamos entenderlo simplemente como gozo puro, nunca
esfuerzo. Si lo definimos como la máxima expresión de compasión y
plenitud, el resto de nuestras ideas queda únicamente como malas
interpretaciones. Y si es algo tan simple, ¿por qué nos cuesta tanto
trabajo amar?
Las confusiones abundan: que amar es jugar con el intercambio de
afecto, que sólo ser monógamo es amar de verdad. Otro espejo es lo
cursi, que al banalizar al amor lo neutraliza. Toda expresión de cariño
es rápidamente calificada como cursi y las posibilidades de mostrarse
vulnerable desaparecen. Finalmente la cumbre de las confusiones: el
DESamor, que por alguna fuerza misteriosa del lenguaje logra ser usado
como sinónimo del amor. Pero lo que duele NO ES EL AMOR; bien lo dice la
palabra, es la ausencia de este.
Mucho de la sociedad actual nos impulsa a no ser cariñosos, a estar a la defensiva. Ni siquiera es un discurso que se intente velar. Veo ridícula la forma en que nos olvidamos fácilmente de que el otro, ese que puede haberme hecho daño, es una persona como yo y que no ayudamos a nadie actuando en su contra. También es incomprensible que exista tanta soledad. ¡Qué fácil podría ser cambiar el mundo! Tan sólo falta que más personas estemos dispuestas, aún cuando ciertamente resulta difícil mantenerse firme en actitudes de respeto y no agresión sin volverse incómodo para muchos círculos sociales. Por otro lado el activismo busca hacer un bien a los demás, pero es una lucha por cambiarlos, no para reconocerlos. Una mejor forma de ayudar a los demás es ser siempre amorosos.
Si todo parece empujarnos a ser insensibles con nuestros hermanos humanos, entonces...
ser alternativo es DAR AMOR
Mucho de la sociedad actual nos impulsa a no ser cariñosos, a estar a la defensiva. Ni siquiera es un discurso que se intente velar. Veo ridícula la forma en que nos olvidamos fácilmente de que el otro, ese que puede haberme hecho daño, es una persona como yo y que no ayudamos a nadie actuando en su contra. También es incomprensible que exista tanta soledad. ¡Qué fácil podría ser cambiar el mundo! Tan sólo falta que más personas estemos dispuestas, aún cuando ciertamente resulta difícil mantenerse firme en actitudes de respeto y no agresión sin volverse incómodo para muchos círculos sociales. Por otro lado el activismo busca hacer un bien a los demás, pero es una lucha por cambiarlos, no para reconocerlos. Una mejor forma de ayudar a los demás es ser siempre amorosos.
Si todo parece empujarnos a ser insensibles con nuestros hermanos humanos, entonces...
republicado de homo alterno
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