Siete marineros
cubanos
exiliados
estuvieron en mí
toda la noche.
Altos,
pulcros,
esbeltos
de rasgos hispanos
con suaves y oscuros
cuerpos musculosos
y pelos
como carbón húmedo
sobre sus cabezas
y entre las piernas.
Dejé de contar
las veces
que ellos
me fornicaron
en todas las poses
posibles.
En un momento
se pusieron de pie
a mí alrededor
formando un círculo
y tuve que arrastrarme
desde una entrepierna
hasta la otra
succionando
cada pene
hasta la erección.
Cuando lo logré
con los siete
me puse a temblar
observando
esas pollas rígidas
todas de distintos tamaños
y grosores
sabiendo
que cada una de ellas
me iría a entrar
por el culo.
Cada uno
de ellos
eyaculó
al menos dos
y algunos hasta tres veces.
Me colocaron
en la cama
de rodillas
alguno me dio
por detrás,
otro por la boca,
mientras hacía pajas
con cada mano
libre
y dos del resto
rozaban
sus pingas
en mis pies desnudos
esperando
el turno
de entrar
en mi agujero.
Justo al creer
que estaban todos
satisfechos
dos de ellos
se juntaron
penetrándome
al mismo tiempo.
Las posiciones
asumidas
eran grotescas
pero con dos
inmensas y gruesas
pollas cubanas
dentro del culo
al mismo tiempo
estaba
en el paraíso.
las veces
que ellos
me fornicaron
en todas las poses
posibles.
En un momento
se pusieron de pie
a mí alrededor
formando un círculo
y tuve que arrastrarme
desde una entrepierna
hasta la otra
succionando
cada pene
hasta la erección.
Cuando lo logré
con los siete
me puse a temblar
observando
esas pollas rígidas
todas de distintos tamaños
y grosores
sabiendo
que cada una de ellas
me iría a entrar
por el culo.
Cada uno
de ellos
eyaculó
al menos dos
y algunos hasta tres veces.
Me colocaron
en la cama
de rodillas
alguno me dio
por detrás,
otro por la boca,
mientras hacía pajas
con cada mano
libre
y dos del resto
rozaban
sus pingas
en mis pies desnudos
esperando
el turno
de entrar
en mi agujero.
Justo al creer
que estaban todos
satisfechos
dos de ellos
se juntaron
penetrándome
al mismo tiempo.
Las posiciones
asumidas
eran grotescas
pero con dos
inmensas y gruesas
pollas cubanas
dentro del culo
al mismo tiempo
estaba
en el paraíso.
John Giorno
(Estados Unidos, 1936)
republicado de chicas malas
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