No puede ser tan fácil resolver un enigma que cada año produce más textos científicos que la teoría de cuerdas.
El botón rojo, el clítoris, según todos los protocolos es un buen punto de partida para acabar con la guerra fría en las alcobas. Pero no está solo. Y aquí comienzan las complicaciones. Otras áreas genitales merecerían un tratamiento semejante. Según la región de donde proceda la señal que llega al cerebro, la sensación de orgasmo es distinta, y de ahí que sea común hablar de orgasmos clitoridianos, vaginales y “combinados”. Para acertar en la diana, hay que hacer un máster con mucha práctica; es decir, “masturbarse mucho”.
Komisaruk y sus colegas hicieron numerosas investigaciones de campo con voluntarias. “Creo que una de nuestras grandes sorpresas”, explica, “fue cuando encontramos mujeres que tenían orgasmos sin ninguna estimulación física. Alcanzaban el clímax (the big O) solo con la imaginación”. Algunas recreaban escenas eróticas; otras, paisajes… y una de ellas imaginaba ondas de energía que recorrían su cuerpo sinuosamente, enredándose en el vértice que formaba el ángulo de sus piernas. Komisaruk asegura que si estas mujeres pueden alcanzar el orgasmo solo con la imaginación, se debe a que el pistoletazo de salida de una buena carrera no está en el clítoris, sino detrás de los ojos, en el cerebro.
Meredith Chivers, de la Universidad de Toronto (Canadá), investigó las diferencias entre hombres y mujeres ante los estímulos sexuales. Las voluntarias observaron varios modelos de imágenes: parejas haciendo el amor, hombres desnudos haciendo deporte, mujeres desnudas, y también bonobos y chimpancés copulando al sol entre ramas y hojarasca.
Hay excitacion... y excitación...
Las voluntarias de la doctora Chievers tenían que pulsar una barra de ordenador para indicar lo que les parecía excitante. Por otro lado, un pletismógrafo vaginal medía el aumento de la presión sanguínea de la pared del útero y del flujo. Según Meredith, las mujeres se excitaron físicamente, es decir, el pletismógrafo “pitó” con las imágenes de hombres y mujeres, tanto hetero como homo, haciendo el amor. También con los vídeos porno de bonobos copulando. Nada que ver con lo que pasaba por sus cabezas. Las mujeres solo reconocieron excitación sexual ante las imágenes de parejas. Para los hombres, sin embargo, excitación mental y genital son la misma cosa. Las mujeres tienen síntomas físicos de “deseo”, sin que por eso tenga que haber impepinablemente deseo erótico.
Si hay una “misión” hasta ahora imposible para los sexólogos, es encontrar el afrodisíaco perfecto que active ese deseo erótico. La ostra definitiva. Hay estudios sobre el café, el vino, el chocolate… Sin embargo, uno de ellos acaba de demostrar que la administración de un placebo mejora la falta de excitación de algunas mujeres. Creer que estaban tomando una píldora para la libido sirvió para que obtuviesen beneficios. El estudio se publico en Journal of Sexual Medicine, y era parte de una investigación que evaluaba los efectos del medicamento tadalafilo (Cialis) para los problemas de falta de deseo en las mujeres. Este producto pertenece a la familia de Viagra y Levitra, para la erección en varones. Había indicios de que favorecería la vasodilatación de la vagina y la lubricación. No resistió la comparación con un placebo, o sea, una pastilla de “nada”.
Es un momento de cambios profundos, y uno de los más interesantes es el de la comprensión del deseo en la mujer. Las ganas de sexo siguen siendo un motivo de consulta, pero ahora se aborda de otra manera: Algunas autoras han propuesto un modelo distinto para interpretarlo, en el que se habla, más que de deseo, de interés en la relación sexual en el momento en que esta comienza, y no antes. El deseo previo a la relación se considera más propio del modelo masculino.
Si hablamos de deseo de coito, pues es probable que los hombres lo tengan de forma más explícita y clara. Pero el gran problema es que lo que desea la mujer hasta ahora no se considera sexualidad; lo llaman cariño, afecto... Parece sexo de segunda división. Si hablamos de caricias, contacto físico… te diría que el deseo es mayor en las mujeres. Ese deseo de la mujer es tan importante como el del hombre. A los ‘preámbulos’ deberíamos quitarles el prefijo ‘pre’ y entender que eso ya es sexo, y del bueno. Al hombre aún le cuesta entrar ahí…
La erótica de la mujer mejora: llevamos una década manejando las cifras de un trabajo poblacional que se hizo en EEUU y que arrojaba como resultado que en un 43% de las mujeres podía tener problemas sexuales. Ahora hemos obtenido datos muy distintos, encontramos que el porcentaje de mujeres con probabilidad de problema sexual está entre un 9-11%… que parecen datos mucho más realistas que los de hace diez años.
Para lubricar el cerebro hacen falta todos esos complementos intangibles que las mujeres piden con denuedo: Imaginación, fantasía, sentirse deseada…que no solo sea importante el personaje de la acción sino el contexto de la misma.
republicado de las llaves del ático
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